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La realidad y su imagen

Hace 125 años los hermanos Lumière proyectaron en el Gran Salón de París sus hoy famosos cortometrajes La salida de la fábrica, El regador regado, La llegada del tren. Lo fascinante no fue lo presentado sino la forma de representarlo: una realidad traspuesta a imagen en movimiento.

Por influjo del Covid-19, para millones de niñas y niños no hay opción: la imagen de un tren arribando hoy solo podría ser virtual. De golpe y por un tiempo largo, grandes franjas de realidad serán reducidas a imágenes telemáticas.

En estos tiempos aciagos, las criaturas celebran cumpleaños, bromean con amigos y saludan a la abuela frente a una pantalla. Han sido arrojados sin transición alguna al universo de las identidades online. Parece que fue en otra vida (a dos meses luz de distancia) cuando los juegos de canción y palmas, de pilla pilla sin fronteras, eran aún posibles. La imagen en movimiento hoy confina la realidad. ¿Por cuánto tiempo?