Investigación

El Kosmos como filosofía de la historia

Alejandro Cheirif nació en la Ciudad de México el 26 de julio de 1983. Murió prematuramente en 2017 a la edad de 34 años. Cursó sus estudios de educación básica (secundaria y preparatoria) en el Colegio Israelita de México. Realizó sus estudios de licenciatura en la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana. Desde los primeros semestres de la carrera entró en contacto estrecho con un grupo investigadores del Departamento de Historia de la misma universidad. Cabría destacar a Luis Vergara, Perla Chinchilla, Jane Dale Lloyd y Ricardo Nava, entre otros. Fue donde yo lo conocí personalmente, sobre todo en los cursos que más le interesaban y a los que asistía asiduamente: historiografía de la Ilustración, historia conceptual y, sobre todo, el de historia intelectual. Trabamos una amistad muy estrecha y convivimos durante varios semestres. Alejandro comenzó a ocuparse intensamente de la teoría y los problemas de la escritura de la historia, el tema —y la pasión— que absorbería su vida intelectual. Un tema en el que se adentró a través de los debates entre los historiadores más significativos de su época, y cuyo centro ha girado desde entonces en torno a la preocupación por el sentido y sinsentido de la historia. El Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana le fue propicio para desarrollar sus intereses. En los años noventa y principios del siglo XXI se convirtió, en la época, en uno de los pocos centros en América Latina —el único en México— ocupados en la reflexión sobre las premisas fundamentales del conocimiento histórico y su crisis desde los años noventa.

En los últimos semestres de la licenciatura, en el año de 2006, fue invitado como asistente de investigación al Colegio de México, donde colaboró con el Dr. Guillermo Zermeño en el proyecto para desarrollar los estudios sobre las escrituras poscoloniales de la historia en los siglos XIX y XX. En el año 2007 obtuvo la beca Edmundo O’Gorman —un disputado concurso— para desarrollar un trabajo sobre la continuidad y la discontinuidad en la escritura de la historia moderna. El texto que resultó de esta investigación fue publicado en 2012 en una edición conjunta entre el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y la Universidad Iberoamericana. Un ensayo radicalmente original que traduce la problemática formulada por Michel Foucault sobre la continuidad y la discontinuidad de los saberes sociales al campo de la historiografía. 

En 2008 se dirigió a París para emprender sus estudios de posgrado en la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales en el marco del seminario de investigación de François Hartog. Ahí estudió con mucho éxito la maestría y el doctorado, que redundaron en dos textos que, por su audacia y originalidad, habría que dar a conocer en español: “Historia como retórica, fábula y género literario”, una exploración de las singularidades de la historia entre los siglos XVI y XVII; y “De cristianos, modernos y salvajes”, que es un primer intento de establecer una historia conceptual sobre las figuras que protagonizaron la emergencia del orden colonial desde la perspectiva de los viajeros europeos. En el período que permaneció en Francia publicó varios artículos nodales sobre aspectos fundamentales de la teoría de la historia, entre ellos un texto sobre “La metodología de Edmundo O’Gorman¨, así como reseñas de libros y entrevistas con destacados intelectuales europeos.

2014 fue uno de los años más fructíferos de su producción intelectual. Los textos que inician la desconstrucción de la mirada de Alexander von Humboldt aparecieron en la UNAM y en la revista de estudios internacionales especializada en la obra de Humboldt. También una intrépida y fecunda interpretación sobre la teoría de la historia conceptual de Reinhart Koselleck, acaso uno de los ejes del pensamiento del propio Alejandro.

Al retornar a México, se dedicó a impartir clases en el CIDE, la Universidad Iberoamericana y 17, Instituto de Estudios Críticos. En este último se resguardaron las versiones manuscritas de sus clases. Varios centenares de páginas en las que se despliegan de manera extraordinaria reflexiones sobre los principales representantes de la teoría crítica en la segunda mitad del siglo XX.

También se han preservado varios centenares de páginas de su correspondencia, cuyo valor para adentrarse en el mundo intelectual de las primeras décadas del siglo XXI es incalculable.

En su conjunto, los escritos de Alejandro representan una de las recepciones más lúcidas en México sobre los debates que ocuparon al quehacer teórico de los historiadores en los últimos treinta años, así como un documento excepcional para asomarse a la historia intelectual que rodeó a estos debates.

Es muy urgente publicar el conjunto de su obra. En sus páginas se encuentran los elementos fundamentales de un pensamiento original y prolífico, así como el testimonio de una vida empeñada en hacerse las preguntas que el mundo intelectual arroja sobre sus artífices y protagonistas.

 

Ilán Semo