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Tomar la iniciativa propia y aceptar el apoyo

Hola, mi nombre es Marta López Vértiz y quiero compartir el día de hoy mi historia de vida. Yo tengo discapacidad visual adquirida hace 12 años por un medicamento mal administrado. Cuando la discapacidad llegó fue muy doloroso para mí. Fue un tema que me costó mucho trabajo entender y asimilar, porque se acabó mi economía, el trabajo, los amigos, se terminaron y mi familia a la fecha sigue sin entender mi condición de discapacidad.

Por eso creo que fue muy difícil. Además, de que no conocía todas las oportunidades que tienen instituciones y asociaciones para las personas con discapacidad. Cualquier tipo de discapacidad tiene la oportunidad de rehabilitarse. Pero bueno, les voy a regresar un poquito. Cuando yo tenía 16 años. Yo tuve la mala fortuna de que mi padre era alcohólico. Era el clásico machín que golpeaba.

Nunca había dinero y bueno, mi madre nunca quiso dejarlo. Nunca quiso terminar con esa situación porque sus abuelos tanto materna como la paterna, siempre le dijeron que era su cruz y que ella lo había escogido. Así que, pues con estas costumbres pues ella se quedó. Pero bueno, yo dos o tres ocasiones le pedí que lo dejara, no quiso.

Y bueno, pues yo decidí que pues si era su cruz, pos ahí se veía. Yo me retiré de mi casa, me salí y me fui a vivir a la casa de mi abuela materna. Ahí viví diez años en donde tuve que aprender a lavarme, a planchar, a vestirme, a calzarme y sobre todo a trabajar. Mi abuela me enseñó el hábito de pues de ahorrar, de tener dinero, de aportar a la casa siempre un dinero.

Y así crecí con esa, con esa información de mi abuela, que en ese momento pues al fin Chava 16 años, pues no lo entendía. Yo hoy en día a mis 55 años le agradezco infinitamente que me haya inculcado esta parte. Y bueno, pues así pasaron varios años, conocí a un muchacho que se llamaba David, él era arquitecto titulado de la UNAM, no fumaba, no tomaba si tenía por deporte el patinaje artístico y bueno, pues me casé con él en el 90.

Pero bueno, pues no todo es color de rosa. Él tenía el problema de que no tenía un ingreso fijo y sus vine importante. En el 93 nace mi primer hijo que se llama Diego David. En el 97 nos hacemos de un departamento del Infonavit, pero como David seguía sin trabajo fijo, pues el departamento salió mi nombre y nace mi segundo hijo Alex Iván y tenemos la oportunidad de pues de irnos, pero como no teníamos todavía la certeza y no teníamos el recurso para poder hacer la mudanza, pues nos volvimos a quedar en casa de mi madre.

Pasan tres años más y entonces decidimos que pues ya sería oportuno irnos de aquí para hacernos de. Pues ahora sí que la convivencia con nosotros cuatro ya como familia, sin embargo, pues no tenemos el tiempo medido, no lo tenemos comprado y él en el 2000, David enferma por un problema de vesícula, se le complica y David muere. Acabábamos de festejar los siete años de Diego en mayo, los 42 años, de David en junio, los tres años de Alex Iván y en agosto el muere al morir él.

Pues me quedo con la deuda del Infonavit con dos chicos en la escuela particular y sin recursos, afortunadamente, pues yo seguía trabajando. Entonces pues la vida continúa y yo con ella. En el 2003 empiezo a tener problemas de visión y bueno, pues en el seguro como como siempre nos dicen haz esto y pues lo hago con texto y lo hago, pero pues nunca patinar o nunca, nunca vi mejoría y entonces yo decido pues irme al hospital de la que hacer todos los trámites por fuera y son ellos los que me determinan que un medicamento es el que está afectando mi vista y debo de suspenderlo.

El Seguro Social únicamente dijo ah, ok, pues suspenderlo, pero el daño ya estaba hecho. En el 2008 tuve un accidente y bueno pues tuve que ya no era yo candidata para andar sola sin bastón, tuve que rehabilitarme, tuve que dejar todo el trabajo por este, pues la empresa me dijo pues qué pena tu caso, no te podemos liquidar, no te podemos dar nada, tú te vas, no te estamos corriendo y bueno pues así las cosas ya les platicaba yo cuando llegó esta discapacidad lo que pasó y bueno, pues continuamos con la vida, porque les repito, la vida continúa y yo con ella me tardé un poco como un año aproximadamente en tomar la decisión de salir y de hacer algo, porque era yo muy ignorante, digo todavía un poco pero menos no este, y me voy a estar encerrada en casa sin hacer nada deprimida y metiéndome medicamentos porque me mandaron al psiquiátrico. Pero bueno, yo decidí y yo dije pues no no voy a tomar ya nada, tengo que hacer algo. Afortunadamente cuento con una amiga que a la fecha sigo con ella, seguimos.

A lo mejor es la distancia, pero es una gran amiga que es la que me habla de esta parte de las asociaciones o instituciones. Ella es la que me abre los ojos o así que ahora que no veo, ella me los abre para hacerme pues esta parte de la de la discapacidad, que pues se puede hacer cualquier cosa y bueno, pues me doy a la tarea de empezar a buscar.

Otra amiga es la que me encuentra en la Escuela Nacional para Ciegos y ahí me me voy a a rehabilitar, aprendo a leer y a escribir el braille lo leo despacio, pero lo sigo practicando. Me enseñan a lavar, a planchar, a barrer, a trapear. Aún con la condición de discapacidad, todo se puede. Me enseñan a cocinar, a guisar, no guiso porque nunca me ha gustado guisar.

Aprendí y lo sé hacer. Y cuando hay necesidad, aquí en casa que no hay nadie o que llego y ya terminaron de comer o algo, pues yo me preparo algo, verdad? Pero sin comer no me quedo. Y en este buscar por hacer algo la escuela me ofrece una carrera técnica como técnico en más terapia y me doy a la tarea pues de de estudiar tres años Física, química, biología, inglés, matemáticas.

Lo que no hice cuando tuve 16 años lo vine a hacer a los 45 y no me arrepiento, la verdad. Estudié tres años de ocho a 15:00 de la tarde. Tenía yo que andar todos los días de blanco, lavar, planchar mis uniformes, bolear mis zapatos, ir y venir a la escuela, irme a la biblioteca, pero como ya había yo aprendido hacer todo esto en la rehabilitación, pues ya no me fue tan complicado.

Digo, siempre voy a necesitar el apoyo visual de alguna persona pues para llegar un poquito más rápido o para cruzar una calle complicada, porque a veces los semáforos no son de sonido, entonces pues tengo que esperar o pues poner mucha atención en el sentido de los carros y poder caminar o poder hacerlo Seguimos en esta parte de buscar ver qué hacemos, porque algo tenía yo seguro en la mente que no me iba yo a quedar en cuatro paredes no sabía yo por qué, pero yo no quería estar aquí encerrada.

Y así fue. Seguí buscando, haciendo. Tuve la oportunidad de en el 2014 viajar con mi profesor de terapia a Cuba. Fuimos a Cuba a tomar un curso, una semana y de ahí también me nació este gusto por por hacer lo que yo quiero y lo que yo puedo hacer. Y como les comentaba, si necesito el apoyo, pero todo lo podemos hacer, no importa la condición de discapacidad, hay que rehabilitarse y hay que hacer todo lo que nosotros podamos.

Y bueno, pues sigo en este. En este caminar. Ya veo. Yo cuando estuve en la Nacional, el profesor de Educación Física nos ponía a correr, nos ponía a hacer sentadillas, nos ponía un sinfín de cosas, como cualquier persona y teníamos un patio grande donde nos ponía a correr, a subir y bajar escaleras. Y yo tenía como el temor, pero la verdad el profe nos dio muchísima seguridad para poder hacerlo él mismo nos llevó la invitación para participar en un grupo que se llama Paseo a ciegas, son bicis, son bicicletas dobles en donde los voluntarios que son los visuales te dan un recorrido por reforma.

Y bueno, pues así inicié así inicié en las bicicletas tándem, haciendo recorridos por reforma, empecé haciendo ya un poquito más largo del ciclo Tom, que es como el más complicado en ese momento para mí era el más complicado porque son todos los puentes de Churubusco, pero bueno, pues siempre con la disposición y con esta iniciativa de hacerlo, no?

Yo le llamo actitud, actitud de hacer las cosas y no quedarme con nada. Me invitan ellos mismos a participar en una rodada larga que en ese momento eran 76 kilómetros, México, Texcoco, y doy vuelta. Terminé molida, pero lo hicimos y bueno, pues yo de ahí me fui a México, Pachuca en tres ocasiones y se Cuernavaca, México, México, Cuernavaca, que son 85 pero 50 son de puro subida y sin problema.

No? Afortunadamente nunca he tenido ningún percance, ningún nada. Hicimos también el gran fondo que son 120 kilómetros y son todos los puentes de acá, de del segundo piso de Periférico llega una invitación de un chico americano con esta iniciativa de inclusión a las personas con discapacidad y la bicicleta como medio de transporte y paso a ciegas. Y esto se lo debo a Manuel de la Torre, presidente de esta asociación, quien me brinda la oportunidad de hacerlo porque solamente éramos tres personas con discapacidad bueno, éramos siete, pero eran cuatro chicos sordos, una chica amputada de un brazo, un chico amputado de una pierna y yo con la discapacidad visual entonces fui la única con con ceguera que hice este viaje. Fueron 14 días, los cuales disfruté y gocé los primeros días y fue muy doloroso Con la bici tándem. Pero es una satisfacción poder haberlo hecho durante 14 días, haber rodado desde Ensenada hasta La Paz es una experiencia increíble. En 2016 conozco halcones, corredores ciegos. He de confesar que tenía yo más miedo que en la bici porque decía Bueno, pues cómo voy a correr?

Además, en la vida había yo corrido, como les comentaba. Bueno, pues desde los 16 años trabajé y yo decía bueno, si tengo 50 años, cómo voy a correr? O sea, cómo voy a hacer esto? Tuve la oportunidad de conocer a Gabriel Aguirre, guía de Halcones, fue manco y ella fue la primera que me dio como esta. Cómo llamarle?

Pues seguridad me me dio todas las indicaciones, me dio mucha fortaleza para poder hacerlo y empezamos a correr el primer circuito que hice con ella, pues fue en el parque de Viveros que tiene 2.2 kilómetros y nuevamente terminé molida porque no lo hacía yo constantemente, pero dejé de ir pues empezamos a correr estos cinco kilómetros, diez kilómetros. Yo no quería salir de cinco, pero Jorge que es el organizador de acá de Halcones Chapultepec, el me dijo sí, si puedes vámonos por diez y empezamos a correr diez, 15, 21 y actualmente tengo la satisfacción de haber hecho maratón de la Ciudad de México en dos ocasiones y uno de Cancún en el de Cancún.

Me fue muy mal por el calor, pero lo hicimos también y nuevamente pues la actitud, la actitud para salir, hacer algo, para sobresalir en estos temas que repito no importa la discapacidad, puedes hacer todo en este andar y caminar por el deporte. Me doy cuenta que mi salud mejora que mi condición física mejora. Obviamente para el maratón tuve que modificar algunos aspectos de la alimentación, tuve que dormir, dormir mucho más tiempo porque me tenía que levantar temprano a entrenar.

Entrené desde enero hasta julio, que bueno agosto para poder hacer el maratón y llegar con la satisfacción de no tener lesiones y llegar bien. He tenido premios, sí, he tenido dos segundos lugares, un primer lugar entonces en segundo lugar fue algo impresionante porque fue subir el Voltea y Center. Son 42 pisos que subí en 11 minutos en la vida lo hubiera imaginado.

Llega a mi vida en este grupo de Halcones, Corredores Ciegos, otra gran personalidad a la cual también le debo muchísimo. Tere Robledo Ella nos habla un día de semiología de la vida cotidiana. Cursos que se dan en el Centro Médico son tipo psicología pero van más enfocados al estudio de la persona. Y bueno, pues seguimos en esta parte de hacer estudiar.

Terminé preparatoria abierta encontré también un grupo de caminatas para caminar en la montaña. Eso también me me causó intriga porque pues sí, en la bici me daba miedo si correr, me daba miedo subirme a una montaña, pues más. Pero no estoy cerrada. Siempre he tenido la apertura de decir bah, lo intento, si no puedo pues veo la manera y si de plano no, bueno, pues ya no me quedo con las ganas de hacerlo y pues lo hice y he tenido la oportunidad de subir al Ajusco, a la Malinche, claro, con el apoyo de los visuales, con el apoyo de y así he tenido la oportunidad de ir caminando, recorriendo montañas y es una gran satisfacción poder tener el contacto con la naturaleza. Y en 2017 tuve la oportunidad de irme a Perú, pero fue algo increíble, algo maravilloso. Caminé durante diez días, caminamos para llegar a Machu Picchu, por las vías del tren. Esto fue algo increíble porque pues el tren nos pasaba en un ladito y había tramos en donde sólo había durmientes para caminar y no había más que una caída de 30 40 metros hacia abajo, aunque las chicas decían pues qué bueno que no ves, pero pues yo sentía, yo sentía el aire que te sopla, el viento que hay allí, que pues ya no te tapan nada de montañas o algo, nada, o sea, por puros durmientes para caminar.

El año pasado tuve la oportunidad de hacer un trail de montaña. La que me apoyó mucho fue Mercedes Hernández Curiel. Le dije Oye, apóyame, entrena, me Porque ella fue quien me entrenó para el maratón. Lo dudo mucho. No me dijo si luego, luego y pude hacerla. Pude hacer la carrera sin problema. Tuve un golpe en la rodilla, pero no pasa nada.

Seguimos con esto, seguimos el trail y esto es algo de lo que he hecho en el deporte Ya les comentaba, terminé la carrera técnica, terminé la preparatoria abierta y nuevamente grupo al tía Tere Robledo, Marta García, con la Fundación Fin de mes, me invitan a participar en este gran proyecto de voceros por la inclusión en él. Estoy participando en él, estoy aprendiendo todo lo que no sabía yo desde hace 12 años que llegó la discapacidad y la invitación es esta acérquense a las fundaciones, acérquense a las instituciones.

Hay muchos recursos para todas las personas para que puedan hacer una vida entre comillas, regular, como todos. Lo único que necesitamos es tener la iniciativa tener la apertura a poder hacerlo. Si vamos a necesitar el apoyo de alguna persona siempre, pero lo menos que se pueda y ser más independientes mejor. Esta es parte de mi historia y que hoy en día puedo decir con orgullo que estoy rehabilitada y que seguimos adelante haciendo infinidad de cosas hasta que el de allá arriba nos diga hasta aquí.

Mientras hay que disfrutar, hay que gozar y hay que vivir la vida al máximo. Lo último que he hecho en este año, porque por esta contingencia todo está suspendido, fue el medio maratón de Cárdenas que fue en febrero y en marzo hicimos una una caída libre en paracaídas a 17.000 pies. Ahora sí que caímos y fue algo muy padre.

Y todo esto se los comento con la finalidad de que ustedes se den cuenta que todo se puede hacer, que no hay límites para nada ni para nadie. A menos que tú quieras. Bueno, pues el límite ya te lo marcaste tú. Les repito, mi nombre es Martha López Vértiz y esto es parte de la historia de mi vida.