Ante la atrocidad en Gaza – por Mony de Swaan
Para las personas judías que vivimos fuera de Israel, aceptar que lo que sucede en Gaza es un genocidio es un proceso dolorosísimo; ni se diga para quienes viven allá. Ni se diga para la gran mayoría de los palestinos que viven en Gaza y para los rehenes israelíes.
Hay veces en que a uno le dan ganas de voltear a otro lado, y es natural. Entiendo a quien lo hace y respeto enormemente a quien no lo hace.
Tampoco creo que se preste para un debate en el que quepan el proselitismo y el convencimiento. Por mil razones, creo que es un proceso muy personal, en el que cada quien debe llegar a las conclusiones que pueda, cuando quiera. Cada quien deberá pagar las consecuencias del camino que elija y del tiempo que le tome recorrerlo. Eso también debe quedar claro. El silencio también es una posición. Pregúntenles, si no, a tantos silenciosos de ya saben cuándo.
Habrá quien quiera asomarse a lo que pasa, a las definiciones legales, a las de Norman Finkelstein o las de Omer Bartov. Habrá quien no pueda ni asomarse. Por lo que implica, para mí toda posición es entendible. He sido testigo del proceso de varios amigos y del propio. A nadie he convencido; nadie me ha convencido.
Han pasado casi 700 días desde el 7 de octubre de 2023. Yo ya no encuentro modo de vincular lo que sucede hoy en Gaza con el ataque terrorista de Hamás —mucho menos justificarlo— mientras la Knéset (parlamento israelí) anexa “simbólicamente” territorios que no pertenecen al Estado de Israel, o mientras el ministro Amijai Eliyahu (porque ya no sólo son Itamar Ben Gvir y Betzalel Smotrich) llama a la limpieza étnica de Gaza.
Si los papeles estuvieran invertidos, estoy seguro de que las posiciones también lo estarían. Intuyo que hace mucho habríamos acusado genocidio o, al menos, hace mucho que estaríamos demandando que esto pare, en lugar de buscar eufemismos.
Lo que jamás voy a respetar son los adjetivos y descalificaciones como único sustento ante la diferencia de opiniones. Esa es la salida más fácil y, por lo tanto, la más cobarde. Lo mismo el idiota que pasa frente a mi casa y grita consignas antisemitas porque sabe que aquí vivo, que quien insulta a quien manifiesta sus posiciones frente al espanto que atestiguamos.
(México, 24 de julio de 2025)



