El managerialism y la vida administrada canalizan el sentido al presentar sus valores como la única manera de tener una vida significativa, es decir, restringen la posibilidad de significado. No se preocupan del sentido de las cosas, sino de que todo funcione eficientemente, que las organizaciones cumplan sus objetivos, que la sociedad se regule, sin preguntarse para qué se regula.