Ahí iban los más revoltosos
Pero también ha habido cosas buenas. Por ejemplo, yo representé a mis compañeros, mucho tiempo, casi 20 años. Representaba a los varones. Lo único que pedía a Dios era que pudiera hacerlo bien, hacerlo con transparencia, para todos. Que si había algo para compartir, que lo hiciera con sabiduría. No podía darles a todos por igual, en algunos casos. Por ejemplo, si se tenían 20 gallinas, que significan 40 piernas, y había que servir a 60 o 70 personas, y todas querían pierna, pues era imposible. Ahí, había que ser cuidadoso porque se creaba una situación en la que la gente pensaba que yo daba preferencia más a unos que a otros.