Creación

Institute for Human Activities

La premisa detrás de la creación del Lusanga International Research Centre for Art and Economic Inequality es intervenir en las cadenas de valor del arte. Así, Renzo Martens acompaña a un colectivo de artistas y agricultores para tomar las riendas de la explotación de su obra —la mayoría, producida con cacao cosechado de una explantación que fuera propiedad de Unilever— y con ello recuperar sus tierras, hectárea por hectárea, y su modo de vida, bajo sus propias reglas.

Tesis

El arte ha denunciado la desigualdad desde tiempos inmemoriales. Pero como se explica a continuación, usualmente reafirma la desigualdad, precisamente al criticarla. ¿Es posible revertir esta tendencia? La apuesta de dos instituciones hermanas, el Cercle d’Art des Travailleurs de Plantation Congolaise (CATPC) y el Institute for Human Activities (IHA), es que ciertamente es posible. En lugar de capitalizar su propia crítica, el arte puede en efecto combatir la desigualdad.

Para hacerlo, el CATPC y el IHA establecieron el Lusanga International Research Centre for Art and Economic Inequality (LIRCAEI) en lo que antes fuera una plantación de aceite de palma en la República Democrática del Congo. Comprende el White Cube (una galería de arte exprofeso), un taller, una sala de conferencias y un centro comunitario. El diseño del plan maestro para el sitio y los edificios estuvo a cargo de Office for Metropolitan Architecture (OMA). Como parte de ese plan maestro, el White Cube establece condiciones para la acumulación de capital, visibilidad y legitimación del lugar de los agricultores.

Ceremonia de celebración por la repatriación de White Cube en Lusanga ©Thomas Nolf (2017).

El objetivo del LIRCAEI, el centro de investigación conjunto de CATPC e IHA, es entender e intervenir proactivamente en las cadenas de valor dominantes del arte. En consecuencia, al invertir las cadenas de suministro usuales del arte contemporáneo, los agricultores congoleses han empezado a comprar de vuelta sus propias tierras, hectárea por hectárea.

 

Historia

En 2012 Renzo Martens comenzó el proyecto de investigación A Gentrification Program con el IHA. La idea fundamental era simple, pero ambiciosa: el arte debía hacerse responsable por sus efectos económicos, como la gentrificación. Los artistas no deberían dejar los productos económicos derivados del arte crítico en manos de políticos o desarrolladores de bienes raíces para que los manejen, sino asegurarse de que beneficien a una de las poblaciones más pobres del mundo: los agricultores. De esta manera, iha construyó un centro de investigación para el arte y la desigualdad en el epicentro de la desigualdad económica: en una antigua plantación de Unilever en Lusanga, República Democrática del Congo.

Históricamente, las plantaciones han proporcionado los fondos para la construcción de numerosos museos europeos y estadounidenses. En estos casos, el arte ofreció una oportunidad para que los agroinversionistas limpiaran la mala imagen de violencia del sistema de plantaciones. A la fecha, las plantaciones en el sur global están estrechamente vinculadas a la producción de arte. El valor que se extrae del campo se reinvierte en museos en Nueva York, París, Dakar y otras grandes ciudades, lo que deja a los agricultores con las manos vacías. Bosques enteros son derribados para someterlos a sistemas de monocultivo, lo que en consecuencia deteriora el entorno y empobrece a las poblaciones. Aunque de cierta manera es comparable, la violencia brutal de este patrón eclipsa por completo el desplazamiento y la gentrificación con que se asocia al arte en cualquier otro lugar.

Al respecto, la ubicación del Lusanga International Research Centre for Art and Economic Inequality no es una coincidencia: Unilever estableció en Lusanga (antes conocida como Leverville) la primera plantación de palma aceitera. En Lusanga, como en cualquier otra parte del Hemisferio Sur, Unilever —una de las empresas más importantes en la Bolsa de Valores de Ámsterdam— ha confiscado la tierra para imponer violentamente el monocultivo en plantas, personas y paisajes. Las plantaciones constituyeron la columna vertebral financiera de la modernización europea; la inmensa riqueza que generó este sistema financió directamente la construcción de numerosas instituciones artísticas de renombre, algunas de las cuales —como el Tate Modern (azúcar), el Van Abbemuseum (tabaco) y el Museo Ludwig (cacao) en Colonia— ahora son refugios para la crítica, el buen gusto y la belleza, aunque se establecieron sobre la base de ganancias extraídas del trabajo en las plantaciones. Incluso en la actualidad, las plantaciones siguen financiando la crítica artística. Lusanga, por un lado, y los museos, galerías y espacios del mundo del arte, por el otro, son dos caras de la misma moneda.

Con el establecimiento del LIRCAEI, el icónico y modernista White Cube recontextualiza un espacio que históricamente ha suscrito su desarrollo. En términos económicos, las plantaciones han financiado no solo la construcción de la mayor parte de la infraestructura y las industrias europeas y estadounidenses, sino también las de museos y universidades. A nivel ideológico, la violencia y brutalidad que se desdoblan por una parte —las zonas de cultivo— han dado forma y perseguido a la civilidad, el buen gusto y la estética que se defienden, por otra: el White Cube. Al hacer chocar estos polos opuestos de las cadenas de valor globales, el LIRCAEI busca superar tanto al monocultivo del sistema de plantación —que desgasta a la gente y al ambiente— como la esterilidad del White Cube —un refugio libre para la crítica, el amor y la singularidad—, que con frecuencia reafirma las divisiones de clase.

Post plantación inclusiva y ecológica, financiada por las ventas de esculturas de chocolate de CATPC ©Léonard Pongo (2017).

 

CATPC

El motor de este modelo consiste en esculturas hechas por la cooperativa del CATPC. Usando un escáner tridimensional en Lusanga, las esculturas de barro originales de los trabajadores de la plantación se transforman en información digital, que después se envía a Europa. Las esculturas se vacían en cacao proveniente de las plantaciones africanas y se ubican en Ámsterdam, el mayor puerto de cacao del mundo. La superficie de las esculturas claramente muestra rastros del proceso de impresión en 3D; estas impresiones dan cuenta del proceso mecánico que se usa para producirlas, así como de la distancia entre el lugar de origen de las obras y los lugares en los que se distribuirán y recibirán.

El artista de CATPC, Jérémie Mabiala y The Art Collector en the White Cube ©Thomas Nolf (2017).

Los métodos y las obras artísticas de la cooperativa han evolucionado con el paso del tiempo. Además de esculturas, hoy extienden su alcance al performance, el videoarte y el dibujo. Las diferentes conferencias, residencias y exhibiciones que se llevan a cabo en el Lusanga International Research Centre for Art and Economic Inequality se nutren además del proceso creativo del grupo, con lo que amplían el rango de sus intereses e influencias estéticas. De esta manera, la cooperativa ha colaborado con curadores como Clémentine Deliss y Azu Nwagbogu, además de prominentes artistas de la República Democrática del Congo y alrededor del mundo, como Vitshois Mwilambwe Bondo, Jean Katambayi y Kader Attia.

Las obras de arte de los quince miembros actuales del catpc (Djonga Bismar, Irene Kamba, Mathieu Kasiama, Jean Kawata, Mananga Kibuila, Huguette Kilembi, Mbuku Kimpala, Mao Kinguza, Thomas Leba, Jérémie Mabiala, Blaise Mandefu, Eméry Mohamba, Daniel Mumvunzi, Ced’art Tamasala, y su presidente, René Ngongo) son difundidas por el IHA entre la escena artística internacional. Su obra ha sido expuesta alrededor del mundo desde 2014 y recientemente fue incluida en la XXI Bienal de Sídney, Mori Art en Tokio y Sculpture Center de Nueva York, entre otros. La primera exhibición individual del CATPC en los Estados Unidos fue considerada como “lo mejor del arte de 2017” por el New York Times.

Artistas de CATPC llevando las esculturas de chocolate hacia Kisendus, sede de la exposición inaugural de LIRCAEI ©Thomas Nolf (2017).

En 2015, el grupo decidió invertir una parte significativa de las ganancias obtenidas por la venta de su obra para comprar de vuelta sus tierras y con ello inventar la post-plantación. Esta decisión fue un punto de inflexión y constituye la base de su programa de investigación sobre la creación de la post-plantación. René Ngongo, presidente del CATPC, jugó un papel esencial en esta decisión. Acreedor del Premio Nobel alternativo de 2002, sus vastos conocimientos nutren las obras de los miembros, a la vez que funge como figura inspiracional que los ayuda a arraigar su práctica en su entorno natural.

 

Meta final

El Cercle d’Art des Travailleurs de Plantation Congolaise usa los ingresos de sus obras de arte para crear una post-plantación local en Lusanga: un ambicioso modelo integral de restauración del entorno, para el cual la venta de las esculturas de chocolate del CATPC constituye una fuerza motriz con el fin de comprar y recuperar las tierras, y con ello iniciar un patrimonio incluyente y ecológico que sea propiedad de los trabajadores.

Al funcionar como un centro neurálgico para la restauración del entorno, el LIRCAEI actualmente lleva a cabo talleres en colaboración con las comunidades locales para definir una nueva visión para la antigua plantación. Las ventas de las esculturas de cacao entre 2015 y 2017 generaron un rédito de sesenta mil euros, con los cuales CATPC compró 85 hectáreas de tierra e inauguró jardines ecológicos de prueba que son propiedad de los trabajadores. El sistema que siguen estos jardines se basa en la agrosilvicultura, la conservación y otras alternativas a los monocultivos.

El artista de CATPC, Blaise Mandefu, estableciendo la colaboración con SERBUNDO, una sindicato indonesio de trabajadores de las plantaciones de aceite de palma ©Thomas Nolf (2017).

Tanto el CATPC como el IHA buscan revertir los flujos usuales de capital, al desmodernizar el sistema actual de monocultivos en la República Democrática del Congo y los museos de arte contemporáneo de todo el mundo. El Lusanga International Research Center for Art and Economic Inequality investiga las estrategias de resistencia que el arte puede ejecutar hoy en día, y que sirven como una visión del futuro de los agricultores para que inicien nuevas post-plantaciones en todo el mundo que sean de su propiedad. Representa una oportunidad para abrir el mundo del arte a interrogaciones nuevas y localizadas que provengan de un no-centro. Su ambición es superar el solipsismo del mundo del arte y el monocultivo de plantaciones corporativas degradadas.

 

Traducción: Oliver Davidson