Mientras las autoridades españolas le dicen a la gente que quedarse en casa es la mejor manera de vencer la pandemia del coronavirus, algunas personas se quedan afuera porque “hogar” para ellos quiere decir las calles de Madrid y Barcelona.
España, que ocupa el cuarto lugar entre los países con más casos con el virus a nivel mundial, se encuentra bajo una cuarentena obligatoria, impuesta por el gobierno, que ha cerrado tiendas, vaciado edificios de oficinas y dejado a las ciudades desiertas, durante el día y la noche.
En la típicamente activa Barcelona, las figuras con cajas y sábanas, colchones y tiendas de acampar, acentúan el vacío desolador. Las aceras al descubierto y las puertas de los negocios cerrados donde duermen durante la emergencia nacional de salud, remarcan el aislamiento de los sintecho de la población en situación de calle de la ciudad, compuesta por cerca de mil personas.
“Es como si hubiera sucedido una explosión nuclear y la gente estuviera resguardada en sus refugios. Solo nosotros, los sintecho, estamos afuera”, dice Gana, un hombre de 36 años que ha vivido en la calle por más de 8 años y que usa solo un nombre.
Está aprovechando la ausencia sin precedentes de la actividad para hacer de la puerta de un comercio de diseño de muebles, que ha estado cerrado por días ya, el lugar donde descansa sobre una caja de cartón desarmada, cubierto por una sola sábana durante la noche.
Muchos de los centros para los sintecho y de los comedores de la ciudad han cerrado o reducido sus horas durante la cuarentena.
“Pensé que lo había visto todo en estos 12 años durmiendo en la calle, pero no. Este silencio durante todo el día me asusta… más que el mismo virus”, dice Ricardo, de 32 años.
Él comparte, junto a otras cuatro personas sin casa de diferentes nacionalidades, el piso de una de las galerías cubiertas de un centro comercial sobre Las Ramblas, una avenida peatonal que es un punto de referencia en Barcelona. El único ruido es el de las motocicletas de la policía municipal.
Viernes 20 de marzo de 2020. Boris, de 42 años, de Bulgaria, duerme bajo una sábana en una calle de Barcelona. Con los refugios y los comedores sociales cerrados u operando solo parcialmente por el brote del virus, muchas de las mil personas que duermen a la intemperie en la ciudad tienen muy poca comida, higiene deficiente y otras amenazas también. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Sábado 21 de marzo de 2020. Javier Redondo, de 40 años, cubre su cabeza con sus manos mientras espera recibir limosnas en una calle vacía de Barcelona. Mientras las autoridades les dicen a las personas que se queden en su casa durante el brote de COVID-19, personas como Javier tienen que quedarse en la calle porque no tienen otra opción. “Si me contagio el virus —dice Javier— mi cuerpo lo rechazará como si fuera gastroenteritis”. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Sábado 21 de marzo de 2020. Una sábana es usada como refugio en la esquina de una plaza en el centro de Barcelona. Al ser uno de los países más afectados por el coronavirus, el gobierno de España ordenó el encierro obligatorio y las calles del país están desiertas. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Sábado 21 de marzo de 2020. Kevin, de 32 años, toca la guitarra frente a un supermercado en Barcelona. Kevin duerme en las calles de Barcelona desde hace por lo menos 4 años. “Solía ganar suficiente dinero para comer cada día, ahora ni siquiera tengo una comida por día. Ahora solo toco la guitarra para mí porque no hay nadie en las calles”, dice. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Domingo 22 de marzo de 2020. Un hombre de África subsahariana se cubre con ropa y sábanas, sentado en una banca de un estacionamiento vacío afuera de la estación de tren de Barcelona. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Domingo 22 de marzo de 2020. Un hombre cubierto por una sábana duerme en una calle vacía de Barcelona. En la ciudad, las figuras con cajas y sábanas acentúan el vacío circundante. Son los sintecho de Barcelona, cerca de mil personas. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Viernes 20 de marzo de 2020. Gana Gutiérrez, sentado en una calle vacía de Barcelona. “Es como si hubiera explotado una bomba nuclear y todos estuvieran en sus refugios. Solo nosotros, los sintecho, estamos afuera”, explica Gana, de 36 años, quien ha vivido en la calle por más de 8 años y comenta que la frase “quédate en casa” es solo para quienes tienen un techo sobre su cabeza pero no para ellos. The Associated Press/Emilio Morenatti.
The Associated Press/Emilio Morenatti.
Sábado 21 de marzo de 2020. Jose duerme en una calle vacía de Barcelona. Jose, de 27 años, ha estado durmiendo en la calle desde hace 5 años y está convencido de que el ejército español pondrá a los mendigos de la ciudad en carpas. “¡Me niego! No me voy a contagiar del virus en cualquier lado, estoy seguro en mi galería”. Las autoridades están luchando por sacar a la mayor cantidad de personas de la calle sin tener que reunirlos en un refugio, donde la propagación del COVID-19 podría ser mayor. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Domingo 22 de marzo de 2020. Un hombre cubierto con sábanas duerme en una calle vacía de Barcelona. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Viernes 20 de marzo de 2020. Ricardo, de 32 años, está sentado en una galería vacía en el centro de Barcelona. “Pensé que había visto todo en los últimos años durmiendo en la calle, pero no. Este silencio durante todo el día en la calle me asusta… más que el mismo virus”, dice Ricardo, quien ha estado viviendo en la calle desde hace más de 10 años. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Jueves 19 de marzo de 2020. Un hombre de África subsahariana duerme en una calle vacía en el centro de Barcelona. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Viernes 20 de marzo de 2020. Nasir, paquistaní de 37 años, duerme en una calle vacía de Barcelona. The Associated Press/Emilio Morenatti.
Sábado 21 de marzo de 2020. Una mujer arrastra un carro con sus pertenencias mientras camina por una calle vacía del centro de Barcelona. The Associated Press/Emilio Morenatti.
The Associated Press/Emilio Morenatti.
The Associated Press/Emilio Morenatti.
Encerrados afuera
Los que pernoctan al raso
también están confinados.
Los que injurian y malmueren
en bajopuentes y vanos,
los sintodo, los supresos
los también represaliados,
los topos del entrecielo
omitidos, trasijados
los encerrados afuera
los ya por siempre exterrados
domicilian su osamenta
preteridos, olvidados.
También están confinados
los que pernoctan al raso.
Alfonso Herrera