Muchos de los proyectos en espacio público de Superflex —o en su propia terminología, herramientas— se rigen por el concepto de “participación extrema”: un mecanismo de toma de decisiones colectiva que apunta a reconocer las tensiones de una comunidad heterogénea y diversa, pero sin situarlas artificialmente al mismo nivel. De esta manera, proyectos como Superkilen y The Bank interfieren en el espacio común para encender el debate de cómo puede y quiere relacionarse una comunidad con los elementos que construyen identidades y correlaciones.