El baño de Frida: arte sonoro

Álvaro Hegewisch explica: “La Fonoteca Nacional, a través del Programa de Residencias de Creación y Experimentación Sonora, propicia el desarrollo de proyectos que, entre otras acciones, generan el diálogo del sonido con otras disciplinas en el contexto del arte y la creación contemporánea. El baño de Frida es uno de los resultados de este programa. Como una iniciativa de la Fonoteca Nacional, se invitó al artista sonoro mexicano Manuel Rocha Iturbide a que participara en el proyecto de la exposición aportando una dimensión auditiva a la curaduría fotográfica. La pieza de Manuel Rocha, desde su propio proceso creativo, fue concebida de manera independiente, pero fue de algún modo influenciada por las fotografías de Graciela Iturbide. Si bien conviven la fotografía y el sonido, la pieza sonora es una entelequia que redondea la exposición”.

Por su parte, describe Manuel Rocha: “Intenté crear un retrato sonoro de Frida Kahlo, específicamente en el contexto de ese pequeño espacio de recogimiento que fue su baño, en donde solo había una pequeña tina y dos muebles (una cajonera y un armario en los que, por cierto, guardaba cosas íntimas como las cartas de sus amantes). No es la Frida que sufre, sino la Frida aún niña, que se deja ir, que viaja (gracias al efecto del agua) a lo más profundo de su mundo subconsciente”.

Además de “El baño de Frida Kahlo” (2012) 8:36, el lector podrá acceder aquí a otras piezas del artista sonoro:

“Hieros Logos” (2010) 28:24
“Pájaros del Altiplano” (2008) 18:42
“… EVEN…” (2004)
“Introito” 3:41
“Kyrie Eleison” 2:39
“Sanctus Benedictus” 0:54
“Agnus Dei” 2:27
“La selva precede al hombre, el desierto lo sigue…” (2008) 3:00

El baño de Frida: fotografías

Hilda Tujillo, directora del Museo Frida Kahlo, recuerda: “Un lunes, hace un par de años, alguien tocaba a la puerta del Museo Frida Kahlo, era Graciela Iturbide acompañada de un fotógrafo amigo suyo, cuyo nombre no recuerdo bien. Solicitaban una visita especial. Al salir a recibirlos, Graciela me preguntó: —¿Qué haces? –Nada —le contesté— aquí abriendo unos baños llenos de polvo. Ella me dijo: —¿Me dejas “echar foto”?—. No me sorprendió que inmediatamente brillara su interés y su curiosidad (características inequívocas de toda gran fotógrafa, y más de una tan inquieta como ella). Así, gracias a una afortunada coincidencia, surge esta magnífica —y ya emblemática— exposición que capta el momento en que limpiábamos esos baños y registrábamos la obra que ahí encontramos. Yo misma no me di cuenta de lo que el momento significaba sino hasta que vi las fotografías de Graciela”.