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Nuestros estudiantes

Las, los, les estudiantes del Instituto tienen formaciones y trayectorias muy diversas, son de distintas edades y viven en diferentes ciudades y países — México, Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica, Chile, Argentina, Brasil, Estados Unidos, España. Su riqueza colectiva es la mayor fortaleza del Posgrado en Teoría Crítica. Inquietos, formados a menudo en dos o tres campos distintos, con intereses diversos –frecuentemente considerados «incompatibles» en otros entornos–, suelen sentirse interpelados por el panorama actual y abrevar en el pensamiento y la creación contemporánea en su búsqueda de respuestas y alternativas a la oscuridad del presente. Dada su singularidad, no nos referimos a ellos con el sustantivo «alumnos», sino solo con el verbo «estudiantes». Del mismo modo, son atendidos y entendidos de uno en uno en nuestros programas, seguimientos académicos y mecanismos administrativos. Por eso no formamos cuadros: promovemos rutas únicas a ser transitadas por ellos a través de nuestra siempre cambiante oferta formativa. Sumados a todos quienes siguen nuestras actividades de cerca o de lejos, nuestros estudiantes y egresados forman parte de la Caravana del Instituto, la comunidad que ha formado a lo largo de los años, enormemente diversa, móvil y en constante transformación…

María Zorrilla, actual estudiante del Doctorado en Teoría Crítica, universitaria residente en la Ciudad de México, comparte su testimonio acerca de la singularidad que prima en la vida del Instituto:

Yo quiero decir varias cosas trabajando desde una institución académica. La emoción que me da entrar en cualquier cosa que sea de 17 es una emoción diferente, justamente por esto del conocimiento vivo. Y una de las cosas que a mí más me motiva (a pesar de que a veces no pueda, y el trabajo, y lo que sea) es que sé que voy a escuchar algo muy diferente a lo que escucharía en otros ámbitos. O sea, una de las cosas que más me motiva, por ejemplo, de los coloquios (aunque no pueda asistir presencialmente, pero escuchar el último, y el primero, fue algo que realmente me voló la cabeza en muchos sentidos), es saber que no voy a escuchar lo mismo que se escucha en todos lados, sino que voy a escuchar diálogos y conversaciones y procesos distintos, y a personas de otros países y otros espacios, que me motivan muchísimo.

 

 

En seguida puede conocerse algo del recorrido de Armando Navarro, cineasta residente en la Ciudad de México, egresado de la Maestría en Teoría Crítica, cuyo Proyecto final sirvió como un semillero de su cortometraje Arkhé, seleccionado en 2023 para concursar en La Semana de la Crítica del Festival de Cannes: 

Mi proyecto se tituló Paralogía. Al día de hoy, no tengo idea de qué trata ni de cómo describirlo. Desde niño, según recuerdo, albergo el deseo de hacer cosas extraordinarias. (…) Arkhé es, en la superficie, un ensayo sobre el terremoto que devastó la Ciudad de México en 1985. No obstante, más allá del escombro, mi película es un tratado sobre la ausencia, la pérdida. Paralogía es una pieza extraña, no necesariamente en el sentido deseable del término. En principio, se trata de una investigación sobre un grupo de gente que podríamos nombrar, con razón, como una “secta destructiva” (…) Arkhé es una consecuencia involuntaria de Paralogía. Las dos piezas lidian con la ausencia. Allí donde lo ficticio promete el alivio, la falaz devolución de lo perdido, el ensayo puede tramitar, quizá, el duelo, la resignación.

Para leer el resto del texto de Armando, clic aquí.

Por su parte, Omar Espinosa Cisneros, filósofo residente en Zacatecas, egresó del Doctorado en Teoría Crítica y actualmente tiene una plaza en una universidad pública. Su libro doctoral fue editado bajo el título Filosofía e inscripción. Vida y muerte en tiempos de excepción (Ediciones Navarra, México, 2021):

En el presente libro se tejen disonancias y contrapuntos; se relacionan singularidades desde el suelo móvil que nutre las diferencias. Se intenta continuar un diálogo (oblicuo y complicado) que habrá de convocar a algunos cómplices. En las consideraciones aquí incluidas están implicadas algunas lecturas de filosofía que han dejado también su huella escrita.

El gesto de reunir formas de expresión tan disímiles obedece al deseo de dislocar la filosofía del lugar lejano al mundo-de-la-vida que suele por inercia a veces ocupar en la academia y en la universidad. La vida, por supuesto, no es la misma en todos lados. Según dónde estemos, ella es vivida de formas muy distintas. Y el tiempo cambia mucho también. ¿Qué tiene que decir la filosofía aquí y ahora? Y, más aún, ¿qué hay por decirle a la filosofía desde aquí actualmente? ¿Qué otras formas de leerse en contextos periféricos como los que encontramos en Latinoamérica encuentran los conceptos que autores contemporáneos producen y han producido desde la filosofía en Italia, en Francia, en Alemania?

La vocación que des-encadena este ensayo es el deseo de dejar una huella de la incomprensión de un presente por demás complejo. Es el deseo de dejar un registro de las formas en que el padecimiento de la lengua encuentra su lugar en la propia y en la ajena voz. Una pluralidad de voces aquí ha sido fijada, articulada —sale de su confusión— mediante la escritura. Dice Giorgio Agamben que la voz articulada no es más que phonè engrámmatos, una voz que ha sido transcrita, capturada mediante letras. Lo que de esa voz aun ya capturada en letras puede resonar en otros y en nos-otros, es desconocido.

Del libro de Omar puede ser conocido un adelanto aquí  y una presentación acá

Para conocer más acerca de nuestros singulares egresados y las frecuentes distinciones de las que han sido objeto, clic aquí.