Blog de la Caravana

Łiteratura. Una propuesta de 17, Instituto de Estudios Críticos

El pasado martes 26 de marzo de 2024 conversamos con Berenice Camacho y Miguel Ángel Quemain, en Primer Movimiento, programa que ambos conducen en Radio UNAM, en torno a la relevancia que tiene la literatura en la concepción del proyecto mismo de 17, Instituto de Estudios Críticos, así como también acerca de la actual rearticulación del área de Łiteratura, de sus propuestas más recientes y de su participación en los posgrados de Teoría Crítica del Instituto. De este diálogo surgieron algunas reflexiones sobre las cuales volvemos aquí.

¿En qué sentido pensar la literatura comporta una reflexión sobre la escritura/excritura, en tanto inscripción del significante en la cultura y, al mismo tiempo, en cuanto vaciamiento, hendidura de lo Real en el trabajo con lo Simbólico y lo Imaginario? ¿En qué sentido, además, ella involucra, más allá de la Biblioteca, como ordenamiento patrimonial del canon, una revisión del archivo para trazar en él nuevos recorridos y relecturas críticas? ¿Cómo se anudan estas interrogantes acerca de la escritura/excritura y a propósito del archivo, en la concepción de la literatura que proponemos en 17, Instituto de Estudios Críticos, y en los procesos para nosotros indisociables de creación e investigación que corresponden a esa “práctica de la letra”, según la definiera el psicoanalista Jacques Lacan? ¿Cómo se redefine el acercamiento a esos procesos en el marco de un modelo de formación especializada y extensión que se concibe a sí mismo como posuniversitario?

 

Sin duda, el interés por lo escritural pulsa en las entrañas del proyecto de 17, Instituto de Estudios Críticos. De hecho, el intercambio escrito es el método que apuntala los procesos de formación de posgrado y extensión que hemos sostenido a lo largo del tiempo a través de la plataforma Moodle singularmente denominada “Máquina de escribir”. Desde esta perspectiva, y a diferencia de lo que sucede en otros espacios académicos más tradicionales, el conocimiento que transmitimos y promovemos, pionero en el uso de las tecnologías digitales, pasa por prestarle atención no solo al contenido, sino también a la forma en que este encuentra una expresión: una elaboración propia y pensada, cada vez. De esta manera, al tiempo en que se recorren lecturas y posiciones de la teoría y el pensamiento crítico, entre tutores y estudiantes se intercambian avances de escritura, lo cual abona a una conciencia del propio lugar de enunciación y de los alcances que pueda tener la emergencia de una enunciación asumida y responsable en el aprendizaje. Y, por esta razón, la literatura fue desde el inicio el campo que primero nombramos en la secuencia de las áreas de las que nos hemos ocupado crecientemente, y esto ha dado lugar a una serie de aventuras literarias que se han ido fortaleciendo a lo largo del tiempo.   

La recapitulación de esa historia apuntala la presente conceptualización del área de Łiteratura en 17, Instituto de Estudios Críticos, y su apuesta por activar toda una serie de asignaturas dentro de los posgrados en Teoría Crítica, que pertenecen al área literaria. De esta manera, un estudiante interesado en el área de literatura como tal podrá a partir de junio próximo cursar nuestros posgrados acentuando el campo literario, y haciéndose cargo muy centralmente de la literatura, en diálogo por supuesto con las otras áreas atendidas por nuestros programas sobre la base de esta infraestructura ya de por sí literaria y escritural. Más precisamente, nos hemos concentrado en lo que consideramos los dos procesos involucrados en esa práctica de la letra que llamamos Łiteratura: la lectura crítica de la tradición literaria, concebida más como archivo que como biblioteca; es decir, como acopio de textos, problemas y opciones estético-ideológicas susceptibles de ser revisitadas y recorridas de maneras siempre distintas, y sin el afán de monumentalización que suele acompañar la enseñanza de la literatura desde perspectivas más conservadoras. Por otra parte, nos interesa la escritura literaria como excritura; es decir, no sólo como inscripción de la experiencia en el registro Simbólico, sino también como horadamiento del Simbólico, apuesta por el Real (Lacan).

Tal horadamiento de el Simbólico, el subrayado de las fisuras, que linda con el destacado del registro  Real, de aquello que no puede ser articulado por el sujeto, este agujero negro que está en el centro de la escritura, del lenguaje, de la significación, está en el corazón del proyecto de 17, Instituto de Estudios Críticos, en la medida en que justamente el desafío que nos hemos planteado es el de diseñar y operar un marco de trabajo que, en vez de resistirse a ese agujero negro, pueda hablar con él, para decirlo con Almodóvar. Es decir, que en vez de resistirnos a esa negatividad constitutiva del lenguaje y de los asuntos humanos en su conjunto, podamos partir de él y no olvidarlo en cada una de las etapas de lo que hacemos. Esto es justamente lo que hemos destacado al definirnos como una posuniversidad. Y, por lo tanto, la resonancia que cobra esta propuesta en nuestro marco, históricamente y en el presente, es realmente enorme.

Por otra parte, sabemos que la Universidad y, más precisamente, las Humanidades y la Literatura dentro de la universidad, están quizá en el punto más alto de su crisis. Una crisis que supone su absorción por una lógica corporativa que recurre a la normalización de la escritura en el paperismo, y separa los procesos creativos de los procesos reflexivos y teóricos, como si los procesos creativos no fueran reflexivos y teóricos también. En este orden de ideas, se crean compartimentaciones estancas que hoy por hoy parecen ir en contradirección a la demanda de formación de la gente que realmente quiere escribir, pero a partir de una profundización en sus estrategias de análisis y de comprensión del mundo, y del campo de debate que atañe a lo literario. Nos diferenciamos de eso radicalmente toda vez que 17, Instituto de Estudios Críticos no se comporta como cualquier agencia privada de producción de contenidos. No es eso. Es una posuniversidad, que se funda precisamente en una revisión profunda de los principios que organizan el mundo académico, y que propone otras derivas y otras maneras de abordar la formación. Esta novedosa concepción de la posuniversidad merece y amerita la proposición de actividades y de conceptos que realmente puedan abonar a esta especie de doble dirección que es, por una parte, recuperar el acervo de 17, que es extenso y largo en el tiempo; y, por otra, de diseñar nuevas vías capaces de proyectar los saberes especializados hacia el futuro. Un futuro que tampoco tiene nada que ver con esos cursitos que hay en el mercado: “aprenda a redactar una novela policial en tres sesiones”, que son el otro extremo del mercado literario hoy.

La opción que hemos conceptualizado, a partir de una revisión de la noción de literatura, críticamente tocada por lo incompleto, heterogéneo y arriesgado de los procesos de lectura y escritura/excritura en el presente, pasa por el anudamiento entre dos certificados equivalentes: Excribir hoy, en curso, y Leer hoy: literatura, archivo y reescritura. Ambos certificados enmarcan la presencia de una serie de escritores y escritoras latinoamericanos relevantes en la escena contemporánea, que suplementariamente apuntalan la reflexión crítica y el ensayo de respuestas escriturales intensas y potentes: Encuentros de Łiteratura Latinoamericana. Estas actividades, en consecuencia, son una invitación a seguir elaborando los cruces entre creación e investigación, literatura y teoría, para, a partir de ahí entablar un diálogo fecundo capaz de imaginar nuevas formas de acción poiética en el mundo.

17 Instituto de Estudios Críticos, Benjamín Mayer Foulkes, Eleonora Cróquer Pedrón, Excritura, Jacques Lacan, Lazo social, Literatura, literatura latinoamericana

El Instituto y el Ensamble: un recuento

Desde hace tiempo, a lo largo de varias etapas, en 17 hemos ensanchado nuestra perspectiva y actividades. Hace un año, cuando zarpamos con este foro, escribí una entrada inaugural que aludía a ello:

La instalación del presente Blog coincide con el ingreso del Instituto en una nueva etapa: sobre la base de nuestras primeras dos décadas de existencia, consolidaremos el primer centro de estudios críticos avanzados global, en español, ubicado en el contexto del Ensamble Crítico, la alianza social y económica originada y orientada por el propio Instituto.

A lo largo de los últimos doce meses, el proceso ha continuado y hemos alcanzado hitos muy concretos: ya contamos con las primeras membresías de Ensamble, canalizadas a través de la plataforma Patreon, y contamos cada vez con más iniciativas que reúnen fondos y cobran vida a partir de la plataforma Critical Switch.

De ahí el interés y la importancia este nuevo recuento, para que nuestro sentido y actuar queden claros públicamente. ¡Gracias por su participación!

 

17 es una iniciativa concernida por la praxis asociada con la comprensión de que la crítica también puede encarnar en un lazo social.

Establecida en la Ciudad de México en 2001, su tenor y trayectoria han influido en un número de otras iniciativas en México, las Américas y Europa. Destacada en el Reporte Mundial de las Humanidades de 2022, desde hace veinte años la iniciativa también ha sido referida en la prensa

Hoy 17 opera como un grupo, integrado por una asociación sin fines de lucro, una sociedad profesional, y una sociedad comercial destinada a la creciente operación del Ensamble Crítico (ver abajo). 

Aunque a la fecha se ha sostenido predominantemente con base en las aportaciones de sus estudiantes, 17 también ha recibido apoyos de parte instancias como el Social Sciences Research Council (Canadá), el Centro Nacional de las Artes (México), la Universidad de Aberdeen (Escocia), la Universidad de Toronto, el International Institute for Critical Studies in Improvisation de la Universidad de Guelph (Canadá), las Embajadas de Estados Unidos, Canadá, España y Francia en México, la Fundación Sasakawa (Japón), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (México), el British Council (Canadá y México) y la Fundación Ford.

17, Instituto de Estudios Críticos, fundado en 2001, es un centro de estudios avanzados que sostiene proyectos de investigación, programas de posgrado, cursos libres de extensión, labores editoriales, radiodifusión, actividades culturales, consultoría y emprendimiento social.

El Instituto fue concebido como una posuniversidad , pues invierte el vector que gobierna el funcionamiento clásico de la universidad. Mientras que en ésta se espera que el conocimiento gane terreno a lo informe, en la posuniversidad lo informe interpela críticamente al conocimiento.

En 2006 el Instituto ofreció los primeros programas en Teoría Crítica acreditados en español, MaestríaDoctorado, lo mismo que una Estancia Posdoctoral. Lo hizo con base en una pedagogía escritural digital de desarrollada en casa, que ha sido incluida en el manual Essentials of Online Teaching. A Standards-Based Guide (Routledge, 2016). Los resultados de este método han sido destacados, en la medida en que los egresados del Instituto son regularmente publicados. 

Hoy el Instituto cultiva una veintena de áreas como: Literatura, Filosofía, Arte, Pensamiento Político, Psicoanálisis, Derecho, Educación, Derechos Humanos, Discapacidad, Historicidad, Tecnología, Salud y Medicinas, Territoriales, Género, Gestión Cultural, Gestión Organizacional, A/Teología, así como Estudios Críticos de la Paz, la Improvisación, Sartoriales, de las Infancias, la Vejez, Internacionales, la Seguridad y de la Migración.

También ha convocado 37 coloquios internacionales, con participantes como: Xhevdet Bajraj† (Kosovo), Boris Boubacar Diop (Senegal), José Luis Brea† (España), Georges Didi-Huberman (Francia), Leonidas Donskis† (Lituania), Bolívar Echeverría† (México), Mohsen Emadi (Irán), Safaa Fathy (Egipto), Koulsy Lamko (Chad), Claude Lanzmann† (Francia), Carlos Monsiváis† (México), Armando Muyolema (Ecuador), Jean-Luc Nancy† (Francia), Jacques Nassif (Francia), Vladimir Safatle (Brasil) y Saskia Sassen (Países Bajos).

Su Cátedra de Estudios Críticos Avanzados tendrá el honor de recibir próximamente a Franco “Bifo” Berardi (Italia), como lo ha hecho antes con Rita Segato (Argentina), Catherine Malabou (Reino Unido) y Graciela Frigerio (Argentina), entre muchas otros figuras.

Por su parte, sus doctorados honoris causa han sido recibidos por una decena de figuras internacionales de países como Eslovenia, México, Israel, Brasil, Argentina, Canadá, Escocia, Países Bajos, Dinamarca y Estados Unidos, cuyo trabajo está relacionado con la fotografía para ciegos (Evgen Bavčar), la investigación artística (Ariel Guzik, Edith Derdyk), el activismo medioambiental (Pat Mooney), la música y sordera (Dame Evelyn Glennie), la escritura creativa (Mario Bellatin), los adultos mayores (Rafael Kohanoff), la improvisación (Vyacheslav Ganelin, Ajay Heble), las intervenciones psicosociales tras los genocidios (Annemiek Richters), la rehabilitación (Susan Reynolds); la toxicología (Lilia América Albert) y la danza vertical (Amelia Rudolph). 

El Instituto trabaja regularmente con un centenar estudiantes de posgrado. Históricamente, ha recibido unos 500 investigadores postdoctorales, doctorandos y maestrandos de México, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil, España y Estados Unidos. El 40% de estos han estado asociados con la academia, el 20% con la cultura, 10% con el gobierno, 10% con las libres profesiones, 10% con los negocios y 10% con el psicoanálisis. En total, el Instituto ha trabajado con unos 6.000 estudiantes, incluidos los participantes de sus cursos libre.

Sus egresados son destacados académicos, artistas, empresarios, funcionarios, profesionistas y psicoanalistas, e incluyen autores publicados internacionalmente, ganadores de diversos premios y participantes de eventos como la Bienal de Venecia y el Festival de Cine de Cannes.

17, Editorial ha publicado obras impresas y electrónicas desde 2007, y ha editado a más de 800 autores nacionales e internacionales, como: Yásnaya E. Aguilar Gil (México), Mieke Bal (Países Bajos), Bettina Funcke (Estados Unidos) , Néstor García Canclini (México), Rafael Lozano Hemmer (Canadá), Eduardo Milán (México) y Cristina Rivera Garza (Estados Unidos). 

17, Radio transmite regularmente en línea programas con invitados como Julio Echeverría (Ecuador), Amalia Gamio Ríos (México), Alberto Moreiras (EE.UU.), Robert McKee Irwin (EE.UU.) y Gareth Williams (EE.UU.). 

A lo largo de los años 17, Consultoría ha trabajado para agencias de las Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión de Salud del Senado de México y la Fundación Ford, entre otras.

Lanzado en 2021 con motivo del vigésimo aniversario del 17, el Ensamble Crítico es una alianza social y económica (una mutualidad) cuyo objetivo es contribuir a la autonomía de la sociedad civil en América Latina y más allá en respuesta a las insuficiencias del Estado y los excesos del mercado. Entre sus miembros (individuos y organizaciones) cultiva vínculos personales y sociales, apoya sus intercambios comerciales e impulsa toda clase de emprendimientos colectivos.

Gradualmente, la sinergia entre el Instituto y el Ensamble será cada vez más intensa, lo que fortalecerá ambos flancos característicos de la praxis del 17: el reflexivo y el performativo.

 

17 Consultoría, 17 Editorial, 17 Instituto de Estudios Críticos, 17 Radio, Benjamín Mayer Foulkes, Ensamble crítico

xeqkproporcionalahoradelobservatoriohasteunnuevoconceptodeltiempo

Hace unas semanas —un viernes a las 14:20 horas— recibí un mensaje por WhatsApp invitándome a escribir una entrada para el Blog de la Caravana sobre mi experiencia al frente de 17, Radio.

Por uno u otro motivo lo fui postergando hasta la otra noche en que, en un estado de duermevela, motivada por lo escrito por Ricardo Lomnitz en el Blog que hacía una llamada a “ensamblarse” con las actividades de improvisación del Instituto, emprendí la escritura de este texto como un juego —¿(in)consiente?— de improvisación sonora. El reloj del celular marcaba las 0:28 hora y el sonido más cercano que me acompañaba era el de la respiración de Tuna, mi pastora negra de nueve años, durmiendo al pie de la cama.

Falto a la verdad cuando digo que el sonido más cercano era el de la respiración de mi perra pues estaban ahí el susurro de la inhalación y exhalación de mi propia respiración, indetenible instrumento de aliento; el de la sangre fluyendo suavemente o en un torrente más recio; el de mis intestinos y órganos internos.

Aguzando el oído habría podido escuchar el sonido, y percibir táctilmente, el desprendimiento de las escamas de la piel por el roce de las sábanas; el crecimiento infinitesimal de cada uno de mis cabellos y de cada una de mis uñas; el de la muerte y nacimiento de nuevas células; el de la interconexión y actividad eléctrica de mi cerebro; los picos, caídas y planicies de sus ondas.

Pensar sobre lo que ha sido la experiencia en 17, Radio me lleva a lucubrar acerca de la relación acústica con el propio cuerpo y con el mundo. Mi primer contacto presencial con el Instituto se dio en 2019 cuando, por invitación de Conrado Tostado, acudí a varias sesiones del Coloquio «¿Cómo surge un nuevo orden?» y descubrí resonancias en lo expuesto por Alejandro Frank sobre la materia, y en lo expresado por los creadores de la mesa en la que participó Mario Lavista. Después, mi interés en el Coloquio «Mutualidad», al oír a Diana Delgado-Ureña del colectivo ARTEA de España mostrando una instalación sonora de fuerte potencia crítica y memoriosa, que recreaba el territorio de una cueva propiciando una experiencia sensorial, gotas de agua deslizándose, voces comentando los lugares recorridos en una expedición imaginaria.

Recuerdo también mi deslumbramiento (y es que lo auditivo también puede deslumbrar), al escuchar la batería suspendida de Jerónimo García Naranjo y Milo Tamez en “Graviton”, pieza de libre improvisación que interpretaron el sábado 9 de julio de 2021, transmitida vía Facebook entre las 17:30 y las 19:30 horas, sesión con la que cerró el Coloquio «Archipiélago crítico».

Estas experiencias se suman a inquietudes muy personales, la exploración de la resonancia que permite al cuerpo percibir el sonido sin que el oído intervenga, así como la reflexión acerca de aquello que social y culturalmente condiciona los modos de escucha. El reconocimiento de la condición primigenia del grito y de la voz como expresión vital identitaria de acuerdo con lo que plantea Ana Lidia Domínguez: “Se suele olvidar que primero fue el grito y no la palabra; que con la voz, además de hablar, también se gruñe, balbucea, resopla, tose, zumba y carraspea. Se olvida que la voz goza del privilegio de ser el único miembro no orgánico de nuestro cuerpo: no está articulada a él como el corazón o los pies, no cumple ninguna función vital de la que dependa el correcto funcionamiento del organismo y, si bien se gesta en nuestro interior, en cuanto emerge se desprende del cuerpo que la engendró (…) Se olvida, finalmente, que la voz es más nuestra que nuestro nombre”.

Siguieron sonoridades muy diversas: las de los platos de la batería infantil que Ricardo Lomnitz nos dejó escuchar durante la grabación de Tímpano, martillo, yunque y estribo, la primera emisión del programa 17, Narrativas sonoras; y la audible vitalidad de la naturaleza: el glacial deshielándose en el ande peruano con el que Luz María Bedoya introdujo el testimonio de Kelyn Leonela Labra Panocca, líder estudiantil cusqueña. Con esa pieza inauguramos la serie radial co-conducida por Daniela Fajardo y por mí, Testimonios voz y memoria, que da cuenta del valor de la oralidad, así como de la dimensión política y crítica de la voz.

En uno y otro espacios radiofónicos subyace la intención de una meta reflexión sobre la sonoridad y la escucha. Propone que dichos espacios sean habitados cada semana por invitados externos que dialogan con miembros de la Caravana sobre asuntos que nos conciernen. Entre ellos, el territorio por el que transitan los cuerpos migrantes, la farmacosexualidad, la Inteligencia Artificial, las nuevas dramaturgias, la sonoridad en el cine y en el podcast, por citar solo algunos temas.

A la presencia continua de La gallina ciega, programa fundacional de 17, Radio concebido y conducido por Andrés Gordillo, coordinador de Estudios de la historicidad; a la serie Territorios críticos, que conduce Lorenzo Rocha coordinador de Estudios territoriales; y al programa Femimorfas, trasmitido desde Bogotá por Polimorfas —colectivo de mujeres con discapacidad—; recientemente se ha incorporado a la parrilla de nuestra programación La cabra en el tejado, una propuesta presentada por el Programa de Cultura Judaica de la Universidad Iberoamericana, con lo que se refrenda la vocación de interlocución del Instituto.

Desde aquí nuestro reconocimiento por su orientación y valioso apoyo a Diego Aguirre, Alejandro Joseph Esteinou, Jonathan Gutiérrez, Carmen Limón, Miguel Ángel Quemain y Ana Cecilia Terrazas, integrantes del Consejo consultivo de 17, Radio. Asimismo a Cynthia López y Raúl Velásquez, colaboradores de nuestro equipo.

[“xeqkproporcionalahoradelobservatoriohasteunnuevoconceptodeltiempo”, título de este texto, corresponde al nombre de la estación que cada minuto “daba la hora”. Referente radiofónico para muchas generaciones de quienes crecieron en México antes de la era digital ¿una fórmula sonora de cronometrar el tiempo?]

👉🏽🔊 https://fb.watch/nnCWGNDyx2/

 

 

Ła literatura (que no-toda es) en 17, Instituto de Estudios Críticos

Compartí versiones anteriores del siguiente texto con algunas de las personas que me han acompañado en la coordinación del área de Literatura de 17, Instituto de Estudios Críticos, que asumí hace casi dos años. Con cada una, he sostenido un intercambio intenso, que en muchos casos incorpora la memoria de un tiempo anterior, y en otros, el apunte certero dicho en el momento preciso… Las interrogantes se han ido concatenando: ¿cómo concebir el área de Literatura en el marco posuniversitario de 17, Instituto de Estudios Críticos? ¿Cómo pensarla en ese cruce de saberes y perspectivas que propone: psicoanálisis, teoría crítica, filosofía política, estética… y, antecediéndolos, “literatura”? ¿Qué tiene que añadir, aún, la literatura a los diversos debates que suscita el presente confuso y convulso con el que nos confrontamos? ¿Qué saber anticipa, respecto del acontecimiento, las formas, los efectos y afectos, las derivas de este presente? ¿De cuál literatura hablamos, hoy, cuando hablamos de “Literatura”? ¿Cuál literatura despierta nuestro inter-és, y lo orienta hacia la cristalización de una respuesta conceptual y formativa de lectura y acción poiética, al mismo tiempo teórica y práctica, en el instituto? El diálogo con las personas a las que me refiero colegas, amigas pulsa entre las líneas de lo que formulo a continuación: Benjamín Mayer Foulkes, Oriele Benavides, Pablo Domínguez Galbraith, Beatriz González Stephan, Julio Ramos, Vicente Lecuna, Javier Guerrero, Paulette Silva, Raúl Antelo, Gabriela Olivo de Alba, Erik del Bufalo, Rodrigo Ponce, Ana Hounie, Gabriela Frigerio, Andrés Gordillo, Valentina Fuentes, Javier León… Y a este se suma el que he sostenido con otros colegas y tutores de algunas actividades realizadas antes, y de los dos nuevos programas diseñados por el área, los Certificados A-Saltos, literatura revisitada y Excribir hoy: Meri Torras, Raquel Rivas Rojas, Fernanda del Monte, Nuria Girona… Asimismo, la escucha y la lectura atenta de algun_s escritor_s latinoamerican_s contemporáne_s cercan_s: Diamela Eltit, Carmen Boullosa, Lina Meruane, Mario Bellatin, Rafael Castillo Zapata, Jacqueline Goldberg, Gabriela Cabezón Cámara, María Fernanda Ampuero, Alejandro Tarrab, Luis Othoniel Rosa, Daniela Rea, André Felipe…

Desde una posición (pos)critica —después y además del problema del juicio— proponemos pensar Ła literatura, como una literatura que no-toda es: portadora de un goce otro —para decirlo con Lacan—, suplementario —para decirlo con Preciado—, capaz de articular la singularidad que le atañe. Esto es: como una “práctica de la letra”, muy cercana al Real: una escritura —inscripción, huella, trazo—, que es al mismo tiempo ex-critura —litoral del “afuera” al que roza. En este sentido, las ofertas desplegadas por el área articulan una zona de contaminaciones entre la lectura y la acción poiética, orientada a nutrir los procesos de pensamiento y expresión por los que apostamos.

 

Ła mujer sólo puede escribirse tachando Ła. No hay Ła mujer, artículo definido para designar el universal. No hay Ła mujer puesto que […] ella no toda es.
Jacques Lacan. Seminario 20: Aun.

[L]a escritura excribe el sentido tanto como inscribe significaciones.
Jean-Luc Nancy. Un pensamiento finito.

Escribiendo, leyendo, escribo la cosa misma la existencia, lo real que no está sino excrita, y de la que este estar solo constituye el objetivo [enjeu] de la inscripción.
Jean-Luc Nancy. Un pensamiento finito

 

“[U]n discurso”, dice Lacan el 13 de marzo de 1973, “es lo que determina una forma de vínculo social”. Lo hace durante su Seminario Aún, dedicado a pensar el lugar que ocupa “Ła mujer (que no-toda es)” en el falogocentrismo hegemónico de la cultura, más allá del cuerpo y la singularidad histórica de las mujeres. Se refiere a los conocidos Cuatro discursos propuestos por el psicoanalista francés: del Amo, de la Universidad, de la Histérica y del Analista—, que trae a colación para dar cuenta, entre otras cosas, de la función de lo escrito en el campo de la articulación social, del lazo “entre los que hablan”; así como también del psicoanálisis, en cuanto práctica de lectura: “La letra es algo que se lee”, afirma en una clase anterior del mismo seminario, el 9 de enero de 1973. Para Lacan, lo escrito produce discurso. Sin embargo, no es lo que se escucha; toda vez que no habría equivalencia entre el significante y el significado, como identifica en el “saber jugar con la escritura” de James Joyce, a quien volverá en otras partes de su enseñanza: ”¿Qué ocurre en Joyce? Que el significante viene a rellenar como picadillo al significado”.     

Ahora bien, aunque en efecto Ła literatura (que no-toda es) produce lazo —entre pasados, presentes y futuros, entre habitares y territorios, entre deseos, fantasmas y fantasías, entre significantes y cuerpos, entre lenguajes y revueltas, entre el nos-otros difuso del común que, pese a todo, somos—, más que interrogarnos acerca de si pudiera ser concebida como un discurso, podemos asumirla como “una práctica de la letra”, según apunta asimismo Lacan, en su ”Homenaje a Marguerite Duras por el arrobamiento de Lol V. Stein”. Una práctica que anticipa por vías distintas lo que el psicoanálisis pretende desentrañar: la articulación subjetiva, deseante, de un viviente atravesado por la pulsión, en la angustia de su “encuentro” con el objeto, cuya característica es faltar: “Esto es precisamente lo que reconozco en el arrobamiento de Lol V. Stein, en el que Marguerite Duras revela saber sin mí lo que yo enseño”. Porque, siendo inscripción —huella, trazo, letra—, tal literatura que no-toda es —incompleta, fragmentaria, heterogénea, plural, expansiva, agujereada por el afecto, portadora de un goce otro (Lacan)… suplementaria (Preciado)— tiene la peculiaridad de decir, de maneras siempre punzantes, eso singular que los discursos del saber y de la ley no logran. Muy cercana a cierto “afuera” del lenguaje que se resiste a ser simbolizado es, al mismo tiempo, ex-critura —exceso, excedente y resto: exterioridad, “sentir” del sentido, que roza lo Real y toca el cuerpo, expresión de un lugar vacío (Nancy). 

De cara a esta reflexión, leer y  pro-ducir literatura (escribir y excribir) son las dos dimensiones del problema que nos ocupa en el área de Łiteratura, (pos)críticamente orientada —aún y más allá de la crítica—, en el marco posuniversitario de 17, Instituto de Estudios Críticos. Por una parte, leerla, más en términos de archivo que de biblioteca (Raúl Antelo), ya que no parecería pertinente “saberlo todo” respecto de su presencia a lo largo de cierta Historia Cultural de Occidente (que no es la única), sino atender a esa especie de “saber hacer” con el no-todo de las supervivencias, que ella despliega en sus formulaciones. Por otra, pro-ducirla, tramar su comparecencia: explorar su potencia, allí donde se manifiesta la doble apertura al Real de su presente de enunciación, y de las elaboraciones que sostiene frente al despliegue de los significantes desparramados en sus páginas. En consecuencia, hemos diseñado dos Certificados paralelos y mutuamente convergentes —de hecho, podrían cursarse de manera simultánea, con otras combinatorias posibles—, que condensan nuestra apuesta conceptual y formativa en Łiteratura. Por un lado, A-saltos, literatura revisitada, el certificado en estudios literarios, orientado a generar estrategias de análisis crítico y lectura arriesgada, de montaje y de mezcla, respecto del archivo de la memoria cultural que aún nos compromete. Por otro, Excribir hoy, el certificado en escritura literaria, en lo que de ella se manifiesta como un desbordamiento radical del sentido, una excritura. Ambos programas se desarrollarán a la par de una serie de Encuentros con escritor_s latinoamerican_s, cuyos detalles publicaremos en breve.

Discurso, Eleonora Cróquer Pedrón, Excritura, Jacques Lacan, Lazo social, Literatura, Ła mujer (que no-toda es)

La escucha en un abrazo. La lepra importa ahora

Las Flores de San Francisco es una de las películas más conocidas de Rossellini. En ella, incluso desde la perspectiva del mismo director de cine italiano, la escena central es aquella que de manera dramática trae a la vida el abrazo en el que se abandona Francisco de Asís en su encuentro con una persona afectada por la lepra en su camino. Escena parecida se repite en los filmes de Zeffirelli Hermano sol, Hermana luna, o el de Liliana Cavani Francisco. El evento, este del abrazo, no es ficticio. Francisco murió el 3 de octubre de 1226. Un tiempo antes, pidió la escritura de lo que sería conocido como su Testamento. El primer párrafo de éste recoge dicha escena:


Así es como el Señor me dio a mí, Hermano Francisco, el poder de hacer penitencia. Cuando estaba en pecado, la vista de los leprosos era demasiado amarga para mí. Y el Señor mismo me guió entre ellos, y los compadecí y ayudé. Y cuando los dejé descubrí que lo que me había parecido amargo se convirtió en dulzura en mi alma y en mi cuerpo. Y poco después me levanté y dejé el mundo.

Las distintas biografías de Francisco de Asís resaltan este encuentro como aquel en el que ocurre un despertar interior y su decidido a lo que él consideraba el llamado de Dios. Para sus detractores, no sería éste sino un acto condescendiente que reflejaba la voluntad caritativa y asistencialista de ciertos sectores de la iglesia católica. Sin embargo, al repensar dicho encuentro y abrazo, hay una profundidad que solo puede ser examinada a la luz de lo que implicaba la lepra en el siglo XIII y lo que implica ahora.

Para nadie es desconocido que la etiqueta de “leproso” significó durante siglos, hasta no hace poco (seamos optimistas) la muerte política y social de una persona. La vestimenta característica de quienes eran afectados (una suerte de túnica hecha de tela de cáñamo), la campana colgada al cuello, una cruz y un recipiente para recoger comida, agua o dinero, aparecen en muchos relatos históricos occidentales. En otros contextos existieron distintas caracterizaciones de los afectados. Es de esta imagen acompañada por la sombra del desfiguramiento, del dolor y de la muerte, de la que Francisco de Asís y la sociedad medieval sienten rechazo y prefieren huir e ignorar. Mas, en cuestión de minutos, durante un encuentro del que decide no escapar, Francisco se sostiene en un llamado que él considera divino, y que no es sino el del reconocimiento de sí mismo como humano y del otro como la voz de Dios. El cuerpo lacerado de la persona con lepra se convierte así en palabra a la que Francisco decide escuchar a través de su abrazo. Luego de esto, narran los biógrafos del santo, Francisco junto con otros frailes de su congregación iniciaron el cuidado y el acompañamiento a personas afectadas por lepra, allí donde ellas vivían. Al hacerse cargo del sí dado al que llama su Creador, se hizo cargo del sí a sí mismo y a sus hermanos afectados por la lepra.

 *

 A menudo narro mi primer encuentro con el cuerpo lleno de llagas abiertas y purulentas de una persona afectada por la lepra: una señora de avanzada edad que vivía en un pequeño pueblo en Indonesia. Ella, cansada de la enfermedad –y de las miradas de rechazo, unas, y de conmiseración, otras– me extiende su mano y con una sonrisa sarcástica me dice: “¿Me va a dejar con la mano extendida?” Al ver la hinchazón de su cuerpo, las llagas en sus brazos y los dedos de sus manos encogidos a causa de la lepra que no fue atendida a tiempo, sentí el impulso de correr. De pronto, me encontré con su mirada desafiante, retándome a quedarme. Entonces, decidí tomar entre mis dos manos su mano, y le dije: “Claro que no”. Aquel evento no fue un despertar, en el sentido Franciscano: me sentí avergonzada por el miedo que me embargó en esa situación, por el disgusto que experimenté frente al olor de aquel cuerpo y a lo que mis ojos veían. Sentía que las supuestas herramientas con la que la vida me había preparado para enfrentar situaciones complejas a través de la relación con mis hermanos con “discapacidad”, se desvanecían en una suerte de rechazo al dolor humano y a la cercanía de la muerte. Sin embargo, el involucramiento con la lepra durante años –o, más bien, con las personas afectadas por la misma– fue despertando en mí la constante pregunta por cómo sanar heridas dejadas por la discriminación y exclusión que, como familia –en mi caso– vivimos hasta el día de hoy, y que personas afectadas por la lepra y sus familias aún experimentan en todo el mundo.

Por muchos años me he preguntado por el sentido de ese abrazo, sobre todo con el fin de ubicarlo en el contexto del trabajo con las personas afectadas por la lepra y con las personas con “discapacidad”. Sólo al reflexionar acerca de la interpelación provocada por la “discapacidad” (por ejemplo, a través del trabajo del ensamble de experimentación sonora Sentire, integrado por la agrupación musical Liminar y la compañía de teatro de sordos Seña y Verbo) que he interiorizado la comprensión de que la escucha se da a través de vías que no necesariamente son las del oído, y en ocasiones ni siquiera del cuerpo. Parecería una afirmación obvia, pero no lo es. De modo que, al abrazar el cuerpo de la persona afectada por la lepra, Francisco no solo toma conciencia de su propia finitud, sino también de su divinidad en tanto ser de escucha; y reconoce en la otra persona, la palabra, y por ende la humanidad de ésta.

Francisco y la persona afectada por la lepra, despiertan a una escucha que al ser abrazada se traslada a la acción. Cuando Francisco afirma “me levanté y dejé el mundo” se refiere a que escuchó lo divino y salió de un mundo que opta por apartar aquello que recuerda al cuerpo, su diversidad y su finitud, para abrazar un movimiento en que el reconocimiento del otro implica el reconocimiento de su derecho a la vida, su ciudadanía y la salvaguarda de su unicidad. Por otro lado, las narrativas sobre la lepra han presentado siempre a las personas afectadas como sumisas, receptoras y pasivas. El abrazo que da paso a la escucha solo sucede cuando el otro se convierte en palabra y se reconoce como tal. No hay escucha sin palabra, ni acción sin escucha. La escucha es un acto político. Al dejar entrar a Francisco en su aislado mundo, las personas afectadas por la lepra le comparten su día  a día, y le permiten reencontrarse consigo mismo y con su divinidad, que son sus semejantes. 

 * * 

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por Mycobacterium leprae. La enfermedad afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa del tracto respiratorio superior y los ojos. Si no es tratada, puede dar lugar a discapacidades. Las deformidades visibles son una de las principales causas de discriminación que influye en que –por temor al rechazo– las personas afectadas dejen de acudir en búsqueda de tratamiento y sostengan su participación social y política. La detección temprana y el tratamiento oportuno con terapia multifarmacológica pueden reducir significativamente el impacto físico de la lepra. Se trata de una enfermedad curable y, a diferencia de lo que suele pensarse, su contagiosidad es baja.

Para muchos gobiernos y personas, la lepra es una condición del pasado. Sin embargo, las estadísticas muestran lo contrario. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en 2022 se registraron en el mundo 174,087 nuevos casos, de los cuales 39% afectaron a mujeres. Globalmente, fueron detectados 9,554 nuevos casos discapacitantes, entre los cuales 278 afectaron a niñas y niños. La mayoría de los países con altas tasas de detección de nuevos casos se encuentran en regiones de África y Asia sudoriental, aunque también existen casos en México, América Latina y sobre todo en Brasil. Mundialmente, en los últimos 20 años más de 16 millones de personas han sido tratadas.

Sin embargo, las cifras no dan cuenta de las prácticas discriminatorias y de exclusión que suelen golpear la vida de personas afectadas y sus familias, históricamente y hasta la fecha. En al menos treinta países perviven leyes discriminatorias de las personas afectadas; aunque no sean implementadas activamente, normalizan la violencia ejercida en especial contra las mujeres y los infantes. En nombre de la ignorancia que prima en nuestros países a propósito de la lepra, aún se despoja a las personas del derecho al trabajo, al acceso a servicios de salud, a la educación, a una relación afectiva. Por fortuna, cada vez con mayor frecuencia las personas afectadas por la lepra se reconocen como sujetos políticos y se organizan para defender su derecho a una vida con equidad.

En estos tiempos turbulentos e inciertos, urge que la lepra sea pensada de nuevo con el fin de que las personas afectadas recuperen su derecho a la escucha, al abrazo de su unicidad y a la ciudadanía. La lepra se juega hoy como una condición social y política en miles de nuevos casos anuales. Como desde tiempos inmemoriales, ¡la lepra importa ahora! 

 

Beatriz Miranda Galarza, Escucha, Francisco de Asís, lepra, Relatora Especial de las Naciones Unidas para la eliminación de la discriminación contra las personas afectadas por la lepra