En el actual momento enfrentado por el medio cultural en México (quizá no tan distinto del que se experimenta en muchos otros países), vale la pena reflexionar sobre lo vivido y pensado entre los años 1994 y 2019.
En ese cuarto de siglo —entre el alzamiento zapatista, el asesinato de Colosio, y la actual ambivalencia gubernamental frente a todo el arco simbólico: cultural, académico, mediático— vivimos un río revuelto que nos enfrentó por vez primera a muchos de los desafíos que hoy encaramos de manera aun más intensa.
Entre tantos: la contracción continua del Estado cultural, la búsqueda de alternativas en la relación con el mercado, el influjo masivo de la digitalidad, los intercambios multiplicados entre regiones y países, el eclipse definitivo del ideario de la Ilustración, la mutación en los modos de concebir y habitar las organizaciones, el ensanchamiento de los márgenes económicos informales e ilícitos, la transformación de las vidas sexuales y familiares, los abismos del ecocidio planetario.
Aquí compartimos nuestra primera contribución a la documentación de dicho período, que publicamos en 2015 en Itinerarios de la cultura contemporánea en México (coeditado con la Dirección de publicaciones del antiguo Consejo Nacional para la Cultura y las Artes).
Aunque este lance reunió algunas de las voces más audibles del medio cultural capitalino, desde el inicio nos propusimos multiplicarlas y diversificarlas, hacia adentro y hacia afuera de la Ciudad de México. Se trata de esclarecer una genealogía sin la cual nuestro presente no es pensable. Continuaremos.