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Nuestra formación

A lo largo de más de 20 años, 17, Instituto de Estudios Críticos ha madurado un dispositivo de interacción colectiva y trabajo intelectual y creativo (sobre el cual puede leerse, de una de nuestras egresadas, el texto Vino nuevo en odres viejos) cuyas huellas, felizmente, ya son visibles; de modo que pueden conocerse con facilidad y ponderarse. Además de los testimonios de nuestros estudiantes, las trazas del planteamiento y del método que le corresponden pueden detectarse en las tesis doctorales y proyectos realizados por nuestros posdoctorantes y maestros. Dentro de la notoria diversidad de nuestros estudiantes, los frutos de su trabajo muestran claramente las marcas de una manera muy específica de conducir cotidianamente todas las facetas que integran nuestros espacios de formación -intelectuales, performativas e, incluso, administrativas. Este ha sido uno de los mayores intereses del emprendimiento a lo largo de su historia: servir como la sede de una práctica de campo en tiempo real, una maqueta 1:1, en que ha podido probarse la hipótesis de la crítica puede ser concebida como un lazo social, en dos vertientes, subjetivante e instituyente (tal como se describe aquí y acá).  Compartimos diversos indicios que permiten conocer su naturaleza y la experiencia que arroja: que el lector juzgue su eficacia.

El 8 de junio de 2022 Benjamín Mayer Foulkes, director fundador de 17, Instituto de Estudios Críticos, conversó en vivo a través de Radio Nopal con tres egresados del Posgrado en Teoría Crítica: Jeannine Diego Medina, ahora académica de Virginia Commonwealth University en Richmond, Estados Unidos; Jo Trujillo Argüelles, hoy directora del Centro de la Imagen en la Ciudad de México; y Mario Luis Fuentes, escritor y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. El estimulante intercambio, cuya grabación puede ser escuchada íntegramente (tras la transcripción de algunos de los pasajes más destacados de lo expresado), versó en torno al acontecimiento formativo experimentado por cada uno de los tres a su paso por alguno de los programas del Posgrado del Instituto. Como se puede notar, allende la particularidad del recorrido intelectual de cada uno de los tres, la constancia y marcas del dispositivo institucional es clara.  

Jeannine Diego Medina:

Me voy a Richmond, Virginia, donde está una de las escuelas de arte públicas más importantes de Estados Unidos. Ahí seré profesora de Diseño de moda, mi formación original. Gracias a mi paso por 17, donde se llegaron a articular muchísimas partes de mi amplia constelación, hoy he podido ingresar a la academia como tenía planeado desde hace tiempo. Los Estudios sartoriales se refieren a todo lo que es estilo-moda-vestimenta, con guiones. Y lo que me interesa a mí en particular son las intersecciones entre los Estudios sartoriales y la política. Los cuerpos subversivos o desobedientes. Cómo las personas crean lo que llamamos “agencia” a través del vestir, que es un lenguaje que yo siempre llamo secreto, que hablamos todos, pero algunos tenemos palabras para ello. 17 tiene esa capacidad de incorporar a alguien como yo, disciplinas tan diversas, tan distintas entre sí, mucha libertad y al mismo tiempo mucha articulación, contención. Cuando consideré estudiar una maestría pensé en muchas opciones distintas. Y en un futuro laboral. Cómo sería insertarme en la academia con otro tipo de posgrados. La experiencia misma, el trayecto por el posgrado solito fue dándome las herramientas o los elementos para juntar todas estas partes de mí.

Jo Trujillo Argüelles:

En mi primera temporada en el Centro de la Imagen coordiné el programa académico. Después, en la UNAM, en Piso 16, coordiné el programa de formación, además de diseñarlo, dentro del ámbito de la gestión cultural. Ahora regreso al Centro de imagen como directora, hubo una secuencia que me ayudó a volver ahí desde otro lugar. Sobre la pregunta de qué ha sido de mi posgrado o cómo esa experiencia me atraviesa y la logro reconocer en mi quehacer, lo que pasó es que puedo leer la realidad de forma más compleja. La posibilidad de hacer conexiones, porque leer la realidad de forma compleja es poder establecer relaciones entre sucesos, entre distintos planos sociales, históricos, políticos, es poder hacer ese cruce. 

Mario Luis Fuentes:

Para mí 17 es un encuentro y reencuentro conmigo mismo. Cierto, venía de una larga carrera en el sector público, sobre todo con temas de infancia, temas sociales, temas de violencia, de abusos y de vivir la enorme frustración de lo que se puede, comparado con lo que se tiene que hacer. Encontrarme con 17 fue encontrar, lo digo literalmente, un lenguaje, unas palabras, una manera de poder decir lo que miraba. Por eso me impactaron mucho los coloquios, sobre todo el coloquio sobre la ceguera, que transmitía una figura profunda. Sigo trabajando los temas de lo social en el sentido más amplio, pero con un algo que siempre ha estado, por lo menos en mi ser: el tema subversivo de transformar la realidad. Y eso es lo que yo encontré en 17, una dimensión que me permitía, sí, conocer, tener mejores ojos y encontrar lenguajes para decir lo que veía o lo que sentía, pero siempre con la intención subversiva de transformar, emancipar de una realidad que yo califico de injusta. En este proceso sigo y ahora más en la parte académica, de escritura, como un proceso de vivir el lenguaje. La figura que aparece cuando pienso en 17 es el caleidoscopio. De pronto pude observar lo que observaba, pero con esta dinámica, con estos cambios de luces, no perdió rigidez y además tenía profundidad, tenía dimensiones, tenía múltiples lecturas desde toda la visión humana. Y eso es lo que a mí me sigue asombrando de la transformación personal que para mí implicó esa mirada a través del caleidoscopio que es 17.

Jeannine Diego Medina:

Creo que la del Acelerador de partículas es una muy buena metáfora para referirse a ese proceso vivido en el Posgrado. Porque, efectivamente, es un desplazamiento. Vivimos en un contexto en el que todo lo que hacemos tiene que tener una explicación utilitaria muy concreta. Una traducción laboral, económica, etcétera. Pero no todo tiene que ser así. Y yo creo que para que algo se consolide, hay que romper lo primero. Esa es la mejor manera de construir, es destruir primero y nunca sabes hacia dónde te va a llevar. Alguien me preguntó ¿qué es 17 para ti? Y yo dije: es mi salón de juegos. Donde todo puede ocurrir. Tener un espacio hoy día donde todo puede ocurrir, en potencia, es oro molido, porque ya casi nada es así. Tenemos esa sensación de que todo está contemplado y todo está programado y que somos nada más que un producto de ese algoritmo, mal o bien logrado. Entonces, tener un espacio donde eso no sucede, sino que la incertidumbre es el elemento regidor es muy desconcertante, pero en esa medida es valioso también, porque toda creación nace de la falta de certezas. Solo así podemos llegar a algo que no pensábamos que existía y nosotros mismos acercarnos a la materia, volver a mirarte a ti mismo pero desde otro lugar. Ese espacio de aceleración de partículas es un espacio privilegiado para para pensar las cosas.

 

Aquí la grabación de la conversación completa: