Cuando hay normas establecidas basadas en creencias, irrumpen imponderables que se expresan como lo des-estimado; como sucede ahora con este virus que trastorna la “normalidad”, una normalidad cuyo retorno acentuaría la deshumanización y las desigualdades desde hace tiempo inaceptables. Ante esto, es necesario lograr, sostener y ampliar una conciencia inspirada, que se exprese como solidaridad ante lo profundo de la crisis.
Se sostenga o no, esta inspiración quedará en la memoria de la especie como un hito en el camino hacia la solidaridad mundial, por primera vez expresada en esta escala, como antecedente hacia un cambio profundo y esencial. El sistema se desestabiliza por la aceleración histórica que lleva a una “singularidad”: que en un mítico pero próximo “Día del león alado”, anunciado por Silo, los niños serán el factor clave para la instauración de una nación humana universal, inspirados y conectados por las redes (y tal vez sin ellas).
Tenemos poco tiempo para convertir el confinamiento antivirus en “retiros” para activar el centro luminoso que nos une y sostenernos en una conciencia lúcida que nos permita la aspiración a transmutar.
Descubrir, conservar y producir el fuego, nos trajo hasta el sapiens. De la misma manera, descubrir, conservar, producir y transformar el fuego interior nos transmuta en una nueva especie.
Acumular puede ser una virtud, pero la acumulación concentradora sin límites es insensata y el sapiens, como los monos, no sabe soltar lo que agarra y seguirá conviviendo pero en desventaja ante la nueva especie que despierta, que, empezando con pocos, lo superará; porque el amor y la compasión, como fuerzas aglutinadoras no violentas, sobrepasan a la violencia y al egoísmo del sapiens.
Por otra parte, la aceleración del tiempo inutiliza la acumulación de caos en la memoria de los adultos para superar nuevos desafíos, y cada niño que despierta es más lúcido que un adulto sapiens. A los niños inspirados de la nueva especie los acompañamos porque la inspiración ya resuena en nosotros…
El león alado, como mítica figura portadora de sentido, muestra cómo está surgiendo la nueva especie desde el sapiens, desde un porcentaje mínimo de ellos que, activando el centro luminoso, van dejando de ser lo que antes eran. Y cómo comunidades de un pueblo psíquico se van organizado en una nación humana universal.
Estamos en la década de una aceleración sin precedentes que solo podemos afrontar desde una mirada interna que se desarrolle en adultos, jóvenes, en adolescentes y especialmente en los niños.
Será la generación que nazca en esta década la que lleve al ser humano a conformar una nueva especie, traduciendo los significados a los que accedan en lo profundo de la conciencia y concretándolos en el mundo.