Actualidad

Nuestra naturaleza

17, Instituto de Estudios Críticos no es una universidad, en efecto. Se concibe a sí mismo como una posuniversidad; es decir, un dispositivo que, al tiempo que asume con pasión y a cabalidad su compromiso con la formación de estudiantes de posgrado, no olvida su responsabilidad frente a la generación de una comunidad de pensamiento y acción –denominada la Caravana– capaz de confrontarse con el saber desde la posición de quien comprende la obligación de interpelarlo en nombre de la oscuridad de lo contemporáneo. Forjada y puesta a prueba como experiencia a lo largo de los últimos veinte años, la posuniversidad, concepto y praxis, sugiere algunas respuestas en nuestra convulsa actualidad: a los abismos enfrentados por la investigación, la enseñanza y la edición, hoy y hacia el porvenir; a la urgencia de instituciones críticas en todos los ámbitos, como contrapeso a las tendencias criminales, autoritarias y ecocidas que arrecian —y que la contingencia pone tan de manifiesto—; a la necesidad de diversificar hoy, de nuevo, los modos de la vida colectiva. Hacedora de mundos, inscriptora de futuros, la posuniversidad es giro, es ensamble, es lazo.

El 29 de mayo de 2020, en el marco del Festival El Aleph, convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México, Benjamín Mayer Foulkes situaba su Manifiesto por la posuniversidad en la urgencia de instituciones críticas en todos los ámbitos, como contrapeso a las tendencias criminales, autoritarias y ecocidas que arrecian hoy:

La posuniversidad (…) será ese lugar en donde lo residual (…) puede (…) interpelar todos los sueños, las alucinaciones de cálculo e, incluso, de cálculo total, que se caracterizan por su arrogancia y por su buen recibimiento administrativo y en términos de flujo de capital, en los entornos universitarios tecnologizados.

Tiempo después, el 19 de agosto de 2022, Mayer Foulkes sostuvo una conversación con Andrés Gordillo, coordinador del área de Estudios de la historicidad en 17 y conductor del programa radiofónico La gallina ciega, a propósito del conocido libro de Jacques Derrida, La universidad sin condición. En ella caracterizó la concepción de la verdad que tienen en común la concepción derridiana de la incondicionalidad universitaria y la postura posuniversitaria de 17:

(…) esa necesidad de que la verdad sea una especie de (…) agujero negro, que orienta galaxias completas, que sea un punto de fuga para que todo lo demás pueda tener lugar y pueda ser producido en ese mismo lugar a donde todo es destruido-desconstruido. Ésa idea de verdad es el punto donde se devela el como si de los simulacros de la verdad y del sentido, como de la argumentación, la lógica y lo simbólico todo –y donde termina apuntando Derrida como el faro último de la incondicionalidad universitaria. El desarrollo que presenta es de una perspicacia extraordinaria, se ubica más allá de lo constatativo y de lo performativo, porque produce acontecimientos que no son, ni pueden ser, sabidos, articulados, descritos, representados, ni encarnados.

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