Bavčar es uno de los mayores intelectuales públicos históricos de la ceguera y los ciegos. Su labor puede entenderse como una sostenida ponderación crítico teórica de la ceguera y sus alcances: “Aquí deseamos introducir, para nuestro propósito, el cuestionamiento filosófico sobre el ciego y de manera más amplia, sobre la ceguera en el plano ontológico, tal como aparece en algunos pasajes seleccionados de la historia de la filosofía.”
Significantes invisibles
Las aportaciones de Bavčar interpelan los lugares comunes de muchos campos de la creación y el pensamiento. Entre ellos, el estudio del signo: “La imposibilidad de definir el significante, en tanto permanece invisible, permite la apertura infinita de lo Real inasible para nuestras metodologías, como, por ejemplo, los hoyos negros en el cosmos que no nos develan —o no aún— su significación. La foto puede expresar una simple constatación: más se ensancha el mundo visible, más se ensancha el mundo invisible.”
Arqueología de los modos de ver
Bavčar ha hecho de su ceguera y su quehacer fotográfico un laboratorio para la indagación cartográfica de las gamas de la vista: “Las figuras míticas salidas de nuestra cultura grecorromana, como el Cíclope, Edipo, Ulises, Tiresias, Argos, nos revelan la historia de la mirada en sus formas más primitivas.” A la par, ha formulado nuevos modos de comprender la invidencia: “los ciegos son quienes se niegan a ver únicamente a través de lo unidimensional de la mirada y quienes creen en la necesidad mítica del pasaje por la ceguera para acceder a una nueva visión del mundo.”
L’image comme danse
En effet nous ne pouvons pas ne pas imaginer —au sens de «faire des images» et de les habiter— parce que nous ne pouvons pas ne pas nous exposer à l’ouverture infinie du sens et/ou du propre qui l’un comme l’autre et l’un dans l’autre ne peuvent pas être simplement donnés, posés dans une identité à soi. Tout simplement parce que cela n’existe pas: «exister» au contraire c’est être hors de soi, ce qui en toute rigueur ne veut rien dire car s’il n’y a pas de «soi» il n’y a pas non plus de «dehors».
Imagen como danza
La imagen danza porque “el lugar le falta”; ella no “permanece” “ahí” sino porque no tiene lugar “propio”: palabras móviles, movilizadoras del filósofo que hacemos nuestras. Resulta sumamente problemático omitir la residualidad inherente a la imagen, así como su constitutiva e insumisa opacidad. La imagen, la imagen misma, resta inaprehensible para cualquier rejilla dogmática, técnica, académica o política. Vérselas con la imagen es ir más allá de cualquier artículo de fe, como también de cualquier cálculo o estabilización. La imagen excede cualquier principio de autoridad y cualquier consumo. Son estos los términos que orientaron el coloquio “Las tres eras de la imagen” —que Jean-Luc Nancy abrió con esta intervención— convocado en 2015 con el Centro de la Imagen por 17, Instituto de Estudios Críticos, cuyas participaciones se reúnen en el libro Los cuerpos de la imagen, que puede ser adquirido aquí.