“El viaje de Makina: identidades que se diluyen, lenguas maleables que surgen” de Luis Escamilla Frías sigue el viaje de Makina, protagonista de la novela Señales que precederán al fin del mundo de Yuri Herrera. Se trata de un viaje doble: en primer lugar, de México a los Estados Unidos, y en segundo, al mítico Mictlán nahua. La protagonista, un personaje en constante tránsito geográfico y lingüístico —señala Frías—, pone en cuestión las concepciones del espacio, las fronteras entre las lenguas y las rigideces identitarias. Al asumir a Makina como un puro devenir, el texto plantea un proceso de cambio permanente en las subjetividades de los sujetos migrantes.
Movimientos migrantes a través de la literatura
A partir del análisis de las estructuras narrativas en Robinson Crusoe de Daniel Defoe, El entenado de Juan José Saer y, de manera más general, los cuentos de Jhumpa Lahiri y Eduardo Antonio Parra, Concepción González plantea en “Movimientos migrantes a través de la literatura” que las obras literarias nos permiten no solo ver cómo cambian los actores y las relaciones de poder en las migraciones humanas a lo largo de la Historia, sino que revelan el sentir y vivir de los involucrados. En todos estos textos, González reconoce la experiencia migrante desde distintos puntos de vista: el del que se va y el del que recibe.
El guardián de la memoria (fragmento de la película)
Nombrar lo intolerable es en sí mismo la esperanza.
John Berger
Mientras que sistemáticamente el Estado mexicano cubre o perpetra crímenes, Carlos Spector, abogado de migración en Texas, lucha por obtener asilo político para mexicanos que huyen por la violencia.
Con un énfasis en lo visual, la película pone sobre la mesa no solo lo que Carlos Spector llama “crimen autorizado” por el Estado, aprovechado por empresarios y carteles, sino también la complicidad que existe entre México y Estados Unidos con respecto a la violencia.
Esta es la historia de los sobrevivientes que decidieron dejar de ser víctimas y la lucha personal de Spector por reconstruir un país fracturado, por no quedarnos solo con los muertos, por preservar la memoria para sobrevivir al exilio y para que la tragedia no se repita.
Aquí un adelanto de este filme considerado como el Mejor documental en DocsMx 2019, y que asimismo obtuvo el Premio a largometraje documental en la 17ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Nos queda la palabra
«Tenemos que reconciliarnos, que perdonar a muchas personas y que juzgar a otras. Y siento que solo lo podremos hacer si sabemos de verdad qué nos ha ocurrido, quién ha muerto, por qué, quién lo mató, qué quería, quién lo solapó. Porque los auténticos narcotraficantes no están en la prensa, sino que son unos empresarios muy ricos que están blanqueando dinero y haciendo negocio con el dolor de todos nosotros. Hasta que eso se entienda, se haga público y de algún modo se detenga, es imposible acabar con esta guerra. Por eso es que tenemos que dejar escrita nuestra memoria de lo que está ocurriendo». Eso nos dijo Lolita Bosch durante una entrevista. En 2015.
I left my eyes behind
«Starting from my own experience with radical Islam in Egypt, this film is made with Yazidi, Christian and Muslim refugees Daesh forced to flee to camps in Iraqi Kurdistan.» Our filmmaker, poet and essayist continues: «It gathers their testimonies and transforms them into poetic creations. The two pillars of the film are the imagination and testimonies of the participants. By becoming involved in an artistic process that unleashes their vital energy, the film’s characters will take their place in the world as subjects once again, and not just victims. I’m a Muslim —as is written on my Egyptian identity card. In the name of this description that I don’t accept (at least not as an identity by which I define myself), I feel responsible. I need to reply in my own name, and in the name of the world in which I grew up. I have to respond to the injustices done, in the name of the religion of my father, my mother, my sisters and my brothers.»