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Nuestra campaña

En 2024 damos un nuevo giro de tuerca a la verbalización original de 17, Instituto de Estudios Críticos: una máquina productora de silencio. Por un lado, este sintagma es el título de nuestro XXVII coloquio internacional, dedicado a la improvisación. Por otro lado, reafirmamos la comprensión de que el Posgrado en Teoría Crítica, como el Instituto que es su marco y el Ensamble Crítico que es sedimento de sus prácticas  reflexiones a lo largo ya de dos décadas, presupone la operación de dicha máquina con miras a promover un pasaje, como reza nuestra campaña del presente semestre, del silencio a la escrituraA modo de aproximación a algunas de las implicaciones de dicha máquina, en seguida un fragmento del ensayo «Notas sobre 17 a diez años de fundado», escrito por Benjamín Mayer Foulkes en 2011.

(…) Aunque lo vi por primera vez desde la fecunda lentitud de mi propio diván —ahí quedé tomado por su idea: un máquina productora de silencio— no se trata de un emprendimiento personal, sino de la apuesta por un modo singular del lazo social del que nada quedaría sin su acogida por otros y las variaciones de su transmisión. 

17 consiste, y no, en un dispositivo psicoanalítico. Es, y no, una institución universitaria. Se comporta, y no, como una empresa cultural. Su existencia transcurre según el modo de esas tres instancias, y de ninguna; al mismo tiempo que como algo totalmente otro. Respuesta idiomática a la situación del psicoanálisis, de la universidad y de la cultura en México enfrentada por mí y por incontables otros, antes y todavía, 17 promovió desde su origen la yuxtaposición continua, asonante y disonante, de la práctica psicoanalítica, la teoría crítica contemporánea y la creación. ¿Es posible tal cosa? Sólo a partir de la referencia, igualmente sostenida, de ese anhelo de lo totalmente otro al que refieren Theodor Adorno y Max Horkheimer, que no es sino el deseo de alcanzar la diferencia absoluta al que refiere Jacques Lacan bajo el nombre del “deseo del analista”. Preciosa bisagra de la teoría crítica y el psicoanálisis. 

17 se brinda, pues, como +1 a quien esté en condiciones de desearlo. Como suplemento en el sentido de Jacques Derrida: menos que nada y, por sus efectos, mucho más; ni presente ni ausente, ninguna metafísica —es decir, ninguna metapsicología— podrían localizar su operación. Aunque a ese punto acudan y retornen siempre. Suplemento de los medios efectivamente existentes y concretos del psicoanálisis, de sus asociaciones y disociaciones constitutivas; como también de los circuitos culturales, los universitarios y un etcétera deliberadamente abierto. Por todos los motivos, psicoanalíticos y no psicoanalíticos; en México y más allá; en castellano y también en la lengua agujereada de James Joyce; en persona y mediadamente, vía digital y en papel. A pesar de las apariencias no se trata aquí de la vocación histérica por el infinito, sino justamente de la capacidad instituyente del acto analítico.  

Por eso la escritura cumple en nuestro espacio una función decisiva. Es el denominador común que posibilita el montaje de clínica, crítica y creación. La escritura, no en un sentido libresco, sino ya psicoanalítico y desconstructivo; la escritura sagrada referida por Freud a propósito de los sueños: una escritura que llama a otras escrituras; cifra de los registros Simbólico e Imaginario y también del Real, que no cesa de no escribirse. De donde nuestro amplio recurso a Internet, no como proeza de la telecomunicación, sino como dispositivo de escritura. Membrana, sin interior ni exterior, el Instituto encarna aquí y allá, en México y más allá, según la hospitalidad brindada por otros.

[Un balance actualizado de la iniciativa y la trayectoria de esta máquina productora de silencio puede leerse aquí.]