Actualidad


Abordajes de actualidad

Concierto IX: Generación Espontánea / Concierto X: Batería Suspendida

En el marco de la celebración de su décimo octavo aniversario, Generación Espontánea ofrece un concierto especial, con la participación de la totalidad de sus miembros originales. Situándose de manera circular, con el público alrededor, se subraya el papel (co)creativo de l_s escuchas, en tanto su disposición en el espacio y la direccionalidad de su escucha crea una pieza singular en cada caso. La improvisación de Generación Espontánea atraviesa lugares sumamente disímiles, generando masas de gran riqueza tímbrica y pasajes microtonales, cuya voz principal es repartida entre varios instrumentos. Los movimientos corporales que acompañan el canto de Sarmen Almond, más la utilización de maneras no convencionales de abordar varios de sus instrumentos, hacen que la improvisación tenga un marcado componente performático, al tiempo que la cantidad de músicos hace resaltar las negociaciones (¿políticas?) que atraviesan toda improvisación.

La batería suspendida no solo supone una intervención que expande la noción y posibilidades de la batería en tanto instrumento musical, sino que es ocasión para que un ritual contemporáneo tenga lugar. Como si de dos chamanes se tratase, Milo Tamez y Jerónimo Naranjo logran canalizar las fuerzas del cosmos, permitiendo su escucha. El instrumento implica un reto en sí para los improvisadores, que hacen toda una danza para esquivar tubos, cables y tambores. La simultánea actuación del iluminador ___, acentúa el carácter performático del evento, al tiempo que refuerza sus poderes hipnóticos. Así, el resultado es un evento donde la corporalidad propia a la práctica percusiva se pone en primer plano, diluyendo las fronteras entre música y danza, así como entre instrumento e intérprete. ¿Es el músico humano quien manipula al instrumento o es más bien la batería quien lo manipula a él?

 

Concierto VII: Vertical Squirrels: Ajay Heble, Daniel Fischlin, Lewis Melville, Ted Warren / Concierto VIII: Ana Ruiz y Mauricio Sotelo

Vertical Squirrels es un grupo de música improvisada de Guelph, Canadá. Iniciado por un grupo de amigos con la intención de acompañar la recuperación del estado de salud de Ajay Heble, hacen una música con claras influencias de Frank Zappa, el minimalismo estadounidense, el jazz modal y rock progresivo. Su presentación tiene un marcado carácter lúdico y escénico, haciendo partícipe al público de la creación. 

ARMS es un dúo conformado por los músicos mexicanos Ana Ruiz (piano) y Mauricio Sotelo (chapman stick e instrumentos propios). Haciendo un virtuoso despliegue de su profundo conocimiento del piano, Ana Ruiz crea pasajes de gran intensidad, cuya velocidad complementa y contrasta la quietud abrasadora que Mauricio Sotelo genera con medios eléctricos. La utilización de distintos instrumentos posibilita un pasaje de la improvisación por distintas sonoridades, en las que el piano funciona como anclaje.

 

Wade Matthews, Ricardo Arias, Ana Ruiz Valencia, Gonzalo Biffarella, Ana Ruiz y Franco Pellini

Destacad_s improvisador_s del mundo de habla hispana reflexionan sobre el estado de la improvisación y su reflexión en idioma español. Dan cuenta del mutuo apoyo que, en el caso de las artes, se prestan la práctica improvisatoria y su crítica, así como de la potencialidad de dicho campo para generar conversaciones entre quehaceres tradicionalmente distantes sobre cuestiones de gran resonancia frente a varios de los problemas propios de nuestro presente: el avance de movimientos totalitarios (neofascistas y populistas) basados en nociones problemáticas de origen e identidad, la catástrofe ambiental, la aceptación general de categorías acríticas como inteligencia artificial y el recrudecimiento de la lógica de la equivalencia general propia al semiocapitalismo,

 

Cees Hamelink, George Lipsitz, Rebecca Caines y Ricardo Arias

Cees Hamelink da cuenta de algunas capacidades propias al jazz y a la improvisación de enorme importancia para la humanidad y la vida en colectivo: la habilidad para crear un tiempo paralelo —simultáneamente en presente y fuera del tiempo de lo cotidiano—, y para incentivar la comunicación en un ambiente colaborativo y marcado por una intencionalidad compartida. Hamelink resalta la urgencia política de desarrollar una epistemología de la escucha —frente a la tendencia de hablar antes que escuchar al otro—, producir espacios de silencio e improvisar colectivamente. 

Partiendo con una narración del acto realizado por el joven negro Jerome Smith al sentarse en el lugar apartado para blancos en un autobus en el año de 1950, George Lipsitz reflexiona sobre la naturaleza improvisatoria y subversiva de distintos acontecimientos clave de la historia de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos —incluyendo la rebelión iniciada por el asesinato de Brown a mediados del siglo XIX y el movimiento Black Lives Matter. Lipsitz resalta la importancia de pensar la improvisación más allá del ámbito expresivo, en tanto se trata de una práctica que históricamente ha fungido como “arma de los débiles”. Para el teórico estadounidense, los grandes aportes políticos de la improvisación son la imaginación y producción de un tiempo paralelo que se sale de los límites del presente, y generar una capacidad de respuesta que evite el tener que prepararse cuando acontece lo imprevisto.

Rebecca Caines comparte su experiencia trabajando con distintas comunidades marginadas —particularmente con personas afectadas por trastornos del espectro alcohólico fetal— por medio de talleres en los que la improvisación se utiliza como agente para contribuir al fortalecimiento de habilidades motoras, comunicativas, colaborativas y emocionales. Argumenta que la improvisación supone un estado de fragilidad, que implica apertura frente a lo imprevisto, los demás y el medio, en el que las fronteras de lo individual y lo social se difuminan.

Jugando con la cercanía entre las palabras ponencia y poner, Ricardo Arias improvisa un discurso en el que hila varias ideas que va poniendo sobre la mesa a partir de una serie de notas. Plantea que improvisar supone coexistir y cohabitar con otros, así como relaciones porosas entre presencia y ausencia; disenso y disenso; e interioridad, exterioridad y la relación con medios particulares (como los instrumentos musicales). Arias también problematiza el pensar la improvisación como un trabajo (i.e co-laborar), así como el valorar la colaboración como una práctica valiosa en sí, planteando en cambio que se trata de una condición del estar con l_s demás, que da lugar a interferencias constructivas o destructivas.

 

Concierto V: Ricardo Arias, Rebecca Barnstaple, Arcangelo Constantini, Gudinni Cortina, Juanjosé Rivas, Doris Steinbichler / Concierto VI: Wade Matthews, Gonzalo Biffarella, Franco Pellini, Ramón del Buey

Ricardo Arias (Colombia; globos), Arcangelo Constantini (México; electrónica), Juanjosé Rivas (México; electrónica) y Doris Steinbichler (Austria-México; voz y objetos) ofrecen una improvisación estridente, que nos invita a escuchar el ruido de las máquinas con nuevos oídos. Utilizando una serie de objetos de maneras creativas, su actuación tiene un fuerte carácter performático, al tiempo que desterritorializa los objetos de sus funciones habituales. Cual terapia de shock sonora, esta improvisación tiene un marcado carácter lúdico, sacudiendo a sus escuchas con la exposición sostenida a paredes de sonido con un grado alto de decibeles. El ruido aparece como un fenómeno a ser interrogado desde la escucha, develando su musicalidad y sus posibilidades para interrumpir el flujo de lo cotidiano.

Wade Matthews (España, laptop laptop), Gonzalo Bifarella (Argentina, chapman stick) y Franco Pellini (Argentina, batería y objetos) han improvisado juntos en varias ocasiones, lo cual es patente al verlos tocar. En esta ocasión, suman al clarinetista bajo Ramón del Buey, generando una poderosa sinergia entre los cuatro. El recorrido que nos ofrecen resulta de un juego entre el dominio técnico de sus instrumentos —en los cuales se nos ofrece un despliegue de virtuosismo—, con ciertos abordajes cuyos resultados sonoros escapan a la intencionalidad de los artistas, abriendo espacio a lo insospechado. La improvisación tiene una notoria naturaleza tímbrica, creando un marcado contraste entre pasajes de alta densidad instrumental con frases puntillistas, en las que cada instrumento contribuye con frases breves y dialógicas, que permanecen abiertas a los sonidos del entorno.