Creación


Experiencia de la inscripción

Construcción de espacios afectivos

“Construcción de espacios afectivos: visibilizar la memoria (re)habitar lugares”, de Carlos Méndez y Hortensia Mínguez, aborda la relación compleja y yuxtapuesta que puede haber entre futuro y pasado a partir de las obras de tres artistas —Thomas Kilpper, Patricia Gómez y María Jesús González—, cuya acción poética reconfigura espacios consumidos por el tiempo y abandonados por sus residentes, en el afán de recuperar la memoria y el ciclo de vida de aquellos lugares. Tomando los vestigios del pasado como herramienta mnemotécnica que desoculte dicha oscuridad y el espacio habitado como material plástico, Méndez y Mínguez reelaboran la posibilidad de los espacios afectivos.

Una posibilidad se disuelve

El acceso a herramientas de geoposicionamiento, mapas digitales en dispositivos móviles y capas de información incorporadas explica la imposibilidad actual (y relativamente reciente) de perderse en el mundo. Sin embargo, a la luz del creciente volumen de datos generados, el fenómeno encuentra un nuevo terreno: nos es cada vez más difícil situarnos en el mundo y dilucidar un sentido en un espectro de información (aunque no necesariamente conocimiento) que crece de forma exponencial, más allá de nuestra capacidad de comprensión y análisis. Este breve recorrido por las cartografías digitales apunta a un posible futuro a corto plazo: de manera similar a un espacio tetradimensional (aquel en el que los objetos de tres dimensiones no están constreñidos, sino envueltos y cruzados por el tiempo), enormes colecciones de datos ordenados propiciarán el surgimiento de un hiperespacio en el que todas las superficies encuentran un correlato digital capaz de ser leído e interpretado por algoritmos.

Modelo para armar y vigilar

Este texto es una intervención, en términos artísticos, del sitio que perteneció a una vieja cárcel mexicana y que ahora es el Archivo General de la Nación. El Palacio de Lecumberri sigue presente no solo como ejemplo de corrección y regulación social, sino también como paradigma del abuso y opresión de un sistema político mexicano que se recuerda aún por su cercanía. A partir de una exploración del edificio, Caballero reconstruye lo que está ausente y que encierra el sistema de control panóptico: la torre de vigilancia. Bajo esta premisa, el artista ensambló una estructura metálica que dialoga a nivel material con la vieja torre de vigilancia y genera una operación inversa en la mirada: la torre dejará de vigilar y será vigilada.

Marcar la ciudad

A partir de una serie de leyes que criminalizan la acción de los pixadores en la ciudad de São Paulo, Brasil, y que arrojan sus prácticas a un “afuera” de la narrativa nacional que resalta como valor excluyente la racionalidad moderna, “Marcar la ciudad: El pixo y los desbordes narrativos del Estado-nación” de Iván Peñoñori traza cruces significantes que dan cuenta de un campo en disputa en el cual se expresan las contestaciones y negociaciones por el espacio público y la construcción memorística e identitaria de las comunidades periféricas de la ciudad. Peñoñori hace un análisis transdisciplinario para interpelar procesos problemáticos y contradictorios que pretendieron pensar estas manifestaciones como “desviaciones” o “desórdenes” de la idea de democracia racial en armonía y sin fisuras. La pixação ejerce borraduras y desbordes en las narrativas hegemónicas de la nación, lo que da cuenta de un espacio heterogéneo, antagónico e irreconciliable.

Bruce Nauman

“Bruce Nauman: cuerpo, espacio y virtualización de la experiencia” de Pablo Posada Varela se centra en un análisis fenomenológico de la icónica videoinstalación Live-Taped Video Corridor (1970). Su génesis apunta al modo específicamente naumaniano de entender el performance como “representación formal”, a lo que contribuye la presencia de cámaras y monitores situados dentro de la instalación y que consigna la desaparición del autor de sus propias instalaciones. Así, la configuración del dispositivo permite —e incluso obliga— a que el espectador realice un performance y lo haga “a contracuerpo”. Llevada al límite por la instalación misma, señala Posada Varela, esta obra de Nauman revela las estructuras profundas de la experiencia gracias a una variación artística y estética que completa y radicaliza la variación eidética propiamente fenomenológica.