Creación


Experiencia de la inscripción

Volaron las palomas

Paisaje afectivo de una familia que jugó un papel en la modernidad mexicana. Fino tejido de diarios, cartas y memorias. Jirones del devenir judío y europeo en el siglo XX. Celebración.

Habitar es también persistir en el aleteo de una paloma…

(Nota: una nueva edición de Volaron las palomas será publicada en breve por Editorial Diecisiete en la serie Habitaciones.)

El amor sobre ruedas

Giorgio Seferis, estudioso y admirador de Cavafis, declaraba en alguna página vidente de sus Diarios: «en esencia, el poeta tiene un único tema: su cuerpo vivo». Si prestamos atención a este enunciado de Seferis, descubriremos de inmediato que estamos hablando del mismo asunto de siempre: un ser que nace, madura, envejece y muere. Un cuerpo que, más que sujeto al tiempo, tarde o temprano habrá de ser liberado de su carga de aflicciones y placeres del tiempo por el tiempo mismo. El tiempo que pasa, el tiempo que está por venir, pero —sobre todo— el tiempo que en su imposibilidad de ser asido da forma al enigma del presente.

Amor sobre ruedas, el libro de poemas de Ekiwah Adler Beléndez, se enfoca justamente en esta realidad: el cuerpo vivo, sujeto al tiempo, en búsqueda de una liberación —así sea también temporal— de sus limitaciones a través de las palabras.

…la poesía me enseñó
a confiar en la gravedad. A amar el peso
de mi propio cuerpo. La elevación y la caída
del aliento.

Y es que todo esfuerzo humano, a final de cuentas, tal vez no sea sino un vano intento por vencer la fuerza de la gravedad. Amor sobre ruedas da testimonio de un esfuerzo valiente y singular —la vida vista, oída, sentida y vivida en y desde una silla de ruedas— que, si bien es inusual en la poesía de nuestro tiempo, no carece de sus ilustres antecedentes. Baste pensar en el luminoso caso del poeta de San Francisco, Kenneth Patchen, que desde su silla de ruedas —en la que estuvo confinado por muchos años— participó de la vida y las luchas de su tiempo sin que su creatividad y su gran sentido del humor se vieran mermados por el hecho de que una lesión en la columna vertebral lo mantuviese inmovilizado. En su vasta obra nunca se hace mención directa de lo anterior, si bien es posible y aun probable, inferirlo de todos sus escritos.

Amor sobre ruedas es lo mismo, pero al revés: Ekiwah lleva al lector en un viaje en, con y a través de su silla de ruedas escritas.

Así, en su “Poema de amor a mi silla de ruedas motorizada”, dice:

¡Ay mi cielo siniestro!
¡Ay mi fiel servidora!
¡Ay mi dama eléctrica,
                               tienes los nervios de acero!

¿Y cómo saber que es poesía esto que se escucha en la voz de un poeta? Emily Dickinson lo definió en términos estrictamente corporales: «Si leo un libro y hace que mi cuerpo sienta tanto frío que ningún fuego consiga calentarme, sé que es poesía. Si siento que me vuelan la tapa de la cabeza, sé que es poesía. Este es el único método que conozco de saberlo. ¿Acaso hay otro?».

Alberto Blanco

Grabado de Abril Aranda Medina.

(Nota: el poemario El amor sobre ruedas será publicado íntegramente en breve por Editorial Diecisiete en la serie Habitaciones.)

 

El último Gracida

Conocí a Enrique el Dumbo Gracida Hoffman en la escuela primaria. En el capítulo “Recuerdos ecuestres” relato cómo nos conocimos y el inicio y transcurso de nuestra temprana amistad.

Enrique pertenece a la dinastía original de caballistas que formaban el Herradura, el invencible equipo nacional de polo que, en los años cuarenta, patrocinaba el general Manuel Ávila Camacho, entonces presidente de la República.

Los seis hermanos, José (Pepe), Guillermo (Memo), Alejandro (Cano), Gabriel (el Chino), Rubén (el Pato) y Enrique (el Dumbo) fueron extraordinarios caballistas. Todos, como jockeys, polistas, entrenadores, arrendadores y maestros, destacaron en el mundo ecuestre internacional. Cinco de ellos ya fallecieron; Enrique es el único que vive para contarnos su historia y la de su familia.

Después de no encontrarnos durante varias décadas, le propuse que, con sus propias palabras, me relatara, para dejarlo por escrito, cómo fue su vida de jockey, polista, entrenador de jinetes y arrendador de caballos, actor de cine, director de un club de polo, gerente de varias agencias distribuidoras de vehículos, galán, recluso (pero no convicto) y maestro de polo de un sultán y sus hijos. Le gustó la idea y aceptó de buena gana que nos reuniéramos una vez a la semana a conversar.

No pretendo ser el biógrafo de Enrique. El presente libro es solo la transcripción de una cándida conversación entre dos amigos de la tierna juventud que se reencontraron después de varias décadas.

Y aunque una entrevista es, en cierto modo, como una sesión con el psiquiatra o un corte de caja anticipado, con la sencillez de siempre, Enrique, el Dumbo Gracida amablemente respondió las preguntas acerca de todos los temas de nuestra plática.

Roberto Lara

(Nota: El último Gracida. Conversaciones con un caballista ha sido publicado por Editorial Diecisiete en la serie Habitaciones.)

William (Willie) Mayer. Vida, viajes y servicio en el siglo XX mexicano

Willie, William Mayer, autor de Early travellers in Mexico: 1534-1816 (México, 1961), contribuyó a la construcción de nuestro imaginario nacional. Nacido y educado en Londres, llegó muy joven al país; su padre decidió trasladar a la familia después de adquirir, con apoyo de sus suegros, tres fábricas de puros en Veracruz. A partir de 1908, Willie recorrió México como agente viajero: fue testigo de la Revolución, de sus personajes, y conoció a su esposa en El Paso mientras ella y su madre se refugiaban durante uno de los asaltos de Pancho Villa a la ciudad de Chihuahua. En 1917 el matrimonio se estableció en Orizaba, donde él asumiría la dirección de la empresa. Allí fundó el Club Rotario, promovió la carretera Tehuacán-Córdoba y, en 1927, produjo los filmes El tren fantasma y El puño de hierro. Durante la Crisis de 1929, el negocio quebró por problemas laborales y, en 1934, Willie tuvo que reubicar a su familia en la Ciudad de México. El surgimiento del nazismo lo llevó a jugar su papel más destacado: fundar el Comité Central Israelita de México y recibir a los exiliados judíos que huían de Europa. Gracias a su amistad personal con el Cónsul Honorario de Alemania en el puerto de Veracruz, sinnúmero de ellos pudieron rehacer sus vidas en territorio nacional. La presente crónica, escrita por su hijo Roberto, asimismo ingeniero y coleccionista de mapas y libros antiguos sobre México, recrea cinco décadas cruciales de nuestra historia moderna. También registra el redescubrimiento vital de un padre por su hijo, entre las cajas de un archivo.

(Nota: William (Willie) Mayer. Vida, viajes y servicio en el siglo XX mexicano fue el primer volumen de la serie Habitaciones, publicada por Editorial Diecisiete).

Mis humores

Seguimos sin saber qué es la enfermedad, su cura y por qué dolemos. Podemos indagar en una respuesta poética mientras tanto.

(Nota: el volumen Mis humores será publicado en breve por Editorial Diecisiete en la serie Habitaciones.)